SI ME PERMITE

Lo imprevisto puede descubrir la creatividad

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“No hay ningún camino que se acabe, como no se oponga la pereza y la ociosidad”. Miguel de Cervantes Savedra

Es frecuente encontrar a aquellos que por una situación imprevista se encuentran en un estado paralizado porque pareciera que todo lo que se ha proyectado se está evaporando y en estos casos debería ser lo contrario. Es el tiempo de ser creativo y visualizar otras alternativas que posiblemente nunca se hubieran considerado.

Claro está que los estados imprevistos deben ser evaluados si estos son por alguna falta que se ha cometido, sea esta de asuntos de saber, prever o posiblemente por la falta de una vida más responsable para que podamos avanzar conforme a los planes que nos hemos trazado. Es fácil ver la diferencia en la vida cuando surge una enfermedad, la cual no estaba prevista, y hay que atenderla, o una dejadez en el cuidado de la salud, lo que concluye en una enfermedad crónica que hay que atender.

Lo importante es que, por responsabilidades ya adquiridas y conscientes de que hay deberes que no se pueden delegar, no podemos atraparnos en estados de frustración que nos llevan a estados mucho peores, y mucho menos en conductas de sorpresa. Claro está que el estado que estamos viviendo es de sorpresa porque no se esperaba, pero lo correcto es decidir de una vez cuál es el próximo paso que nos toca ante esta realidad.

Muchos de nosotros probablemente hemos vivido estados de lo imprevisto en una realidad tan frecuente como cuando contestamos una llamada telefónica y lo primero que se nos está informando es algo fuera del control personal y que no se esperaba. Seguramente ante esto nos serenamos y comenzamos haciendo preguntas para saber cómo manejar la situación en la cual nos encontramos.

Está comprobado en muchos casos que cuando hay que atender asuntos imprevistos lo último que debemos preguntarnos es el porqué de las cosas, porque eso elimina toda creatividad en nosotros, pero si podemos estructurar las preguntas apropiadas en una serenidad que nace de la voluntad en ese momento, muy probablemente la mente, como un aliado, estará procesando la información que recibimos y trazando un panorama para saber qué hacer.

Por lo mismo, el razonamiento anterior nos ha llevado a un criterio de evitar informaciones de situaciones de imprevistos, como cuando en la casa tenemos alguna persona que es mayor de edad o tiene un estado de salud muy delicado, porque sabemos que esas personas, al no poder procesar la información que reciben, pueden tener un desenlace fatal y los que los rodeamos quedamos con el cargo de conciencia de por qué tuvimos que decirle, ya que hubiera sido mucho mejor ocultarlo.

' La frustración y la sorpresa nos distraen de las oportunidades que nos traen los imprevistos.

Samuel Berberián

Para poder manejar estados que surgen en situaciones de lo imprevisto es una exigencia que aprendamos a ser observadores críticos de los que nos rodean, para saber qué decir y mucho más importante el cómo decirlo, para que el daño sea el mínimo, pero cumplir con el deber de informar.

En todo nuestro entorno sabemos muy bien a qué persona no pedirle algo que surge de imprevisto, por experiencias del pasado, y también aquellos que son expertos en saber cómo decir las cosas para dejar el mínimo del daño.

Sin lugar a dudas, nadie ha nacido sabiendo cómo hacerlo, pero todos tenemos el reto de poder aprender a mejorar el modo de manejar estados que no se esperan en la vida.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.