SIN FRONTERAS

Norte y Sur, es una nueva Guatemala

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Es como ver la imagen de movimiento de un sube y baja. Aquel sobre el cual 10 personas están paradas. Todas, de un mismo lado. De repente, uno a uno, algunos caminan hacia el otro extremo. La balanza se acciona, y empieza a tomar una nueva posición. Un nuevo equilibrio. Algo así sucedió con eso que llamamos Guatemala. ¿Dónde es que se vive lo que es ser chapín? Hace pocas décadas, prácticamente todo era aquí, entre fronteras. Pero fíjese en estos datos que son reveladores: al iniciar el siglo, tan solo 20 años atrás, el Banco Mundial estimaba que guatemaltecos éramos casi 12 millones. Ese año, el censo estadounidense identificó a 372 mil guatemaltecos viviendo allá. Una relación avasalladora, de 97 a 3. Pero hoy, al término de la década, las cosas son diferentes. El último censo —es lo que tenemos— arrojó que 16 millones vivimos en el territorio. Sin embargo, el Ministerio del Exterior ha detectado ya la presencia de tres millones de compatriotas en territorio estadounidense. Y eso que, por evidente subregistro, personalmente creo que ya vamos llegando a los cuatro. Pero aun si nos quedamos con los datos oficiales, aquel sube y baja tomó nuevo equilibro, en una nueva relación que, tras solo 20 años, se movió dramáticamente hacia un 4 a 1, que es lo actual.

' La oportunidad está puesta para quien tenga la visión de lo que ha sucedido.

Pedro Pablo Solares

Como pueblo, tenemos variadas y bellas virtudes. Pero la planificación y la estrategia, creo que estamos de acuerdo con que no siempre han sido lo nuestro. Esa 5ª. parte de la población nacional que vive y produce afuera está ahí, como un enorme fantasma, sin orientación ni liderazgo, sin participación alguna en nuestras estructuras económicas, políticas y culturales. Una 5ª. poblacional que no es parte del país. ¿Cree que exagero? Fíjese cómo la Constitución los rechaza de forma explícita. No es solo que hayan sido omitidos. Es que los constituyentes, al diseñar el Estado del futuro, con lo que en ese entonces sabían, no previeron que el sube y baja se movería. Y, de hecho, promulgaron un texto según el cual el Estado para quien tiene deberes es solo para los “habitantes de la República”. Es decir, un país que se debe solo a quienes viven adentro. Por lo menos, uno en cinco guatemaltecos, hoy huérfanos de patria, excluidos en un Estado que fue diseñado para el pasado. No para el presente. Y mucho menos para el futuro.

Ese enorme vacío generó que, donde hay oportunidad, hoy lo que vemos es un caos creciente. El sube y baja trajo oportunidades que hace poco tiempo fueron impensables. El capital, democratizado. Culturalmente, una oportunidad de vida: Tener a millones viviendo en la máxima potencia mundial debió equivaler a tener a una 5ª. de la población en una beca de vida, en el primer mundo. Un intercambio cultural que nos acerque al globo. Miles de vínculos entre poblaciones hermanas. Los pueblos de nuestros departamentos desarrollando relaciones con los Estados que los acogieron. Intercambios diplomáticos redituando el esfuerzo de millones de embajadores nuestros. Remesas colectivas destinadas a desarrollos regionales. Canales. Programas. Visión. Opciones. Oportunidades. Infinitas.

Las remesas han democratizado el capital. Solo con la inyección directa de los US$100 mil millones recibidos en los últimos 20 años, el mapa del capital nacional ya no es el mismo. Esto, además de todo lo que ha ingresado en otras formas de colaboración de los migrantes que no son remesas, y lo que se genera aquí, desde y con esos capitales semilla. El país del pasado fue ciego en el movimiento del sube y baja. Los constituyentes ni siquiera diseñaron un Estado que tuviera deberes hacia ellos. En el presente, los esfuerzos tampoco han avanzado mucho. Así que la apuesta es hacia el futuro. La oportunidad está puesta para quien tenga la visión de lo que ha sucedido. Una reconfiguración que no se detiene. Un norte y sur. Esta es una nueva Guatemala.

ESCRITO POR:

Pedro Pablo Solares

Especialista en migración de guatemaltecos en Estados Unidos. Creador de redes de contacto con comunidades migrantes, asesor para proyectos de aplicación pública y privada. Abogado de formación.