CON NOMBRE PROPIO

Nosotros y la ley

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La ley es una decisión política. Su objeto es regular la conducta para garantizar la convivencia pacífica, por eso la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano (1789) dice: “la libertad consiste en poder hacer todo aquello que no cause perjuicio a los demás. El ejercicio de los derechos naturales de cada hombre, no tiene otros límites que los que garantizan a los demás miembros de la sociedad el disfrute de los mismos derechos. Estos límites solo pueden ser determinados por la ley” (artículo 4), y agregó en el artículo siguiente “la ley solo puede prohibir las acciones que son perjudiciales a la sociedad. Lo que no está prohibido por la ley no puede ser impedido. Nadie puede verse obligado a aquello que no está ordenado por la ley” (artículo 5) y continua la idea “la ley es la expresión de la voluntad de la comunidad. Todos los ciudadanos tienen derecho a colaborar en su formación, sea personalmente, sea por medio de sus representantes. Debe ser igual para todos, sea para proteger o castigar. Siendo todos los ciudadanos iguales ante ella, todos son igualmente elegible para todos los honores, colocaciones y empleos, conforme a sus distintas capacidades, sin ninguna otra distinción que la creada por sus virtudes y conocimientos” (artículo 6).

' Nuestro desprecio a la ley es tal, que no importa nuestra salud y la de nuestros hijos.

Alejandro Balsells Conde

La cita es buena porque ¿qué es para los guatemaltecos la ley? Si la ley es una decisión política y la política como práctica está tan deslegitimada, quizás creemos que no son más que sugerencias, y esto es posible que se nos haya incrustado en nuestro ADN que nos cuesta respetar los límites legales. Se afirma que “las normas son el cemento de la sociedad” y una sociedad como la nuestra donde ya no podemos calificarnos como polarizados sino que como tremendamente fragmentados, ¿qué nos cohesiona?

En plena pandemia se hace una fiesta, se hace un boom en redes sociales, pero la ley es circunstancial porque ese mismo día el ejército también hizo una celebración prohibida para conmemorar a la Dirección General de Finanzas, y se habla de la primera, pero por miedo (herencia de la guerra) se calla la segunda que fue pagada con nuestros impuestos y que se realizó con todo impunidad solo ocupando una página de chismes en un diario, pero es público que en Quetzaltenango los policías velaron fuera de un edificio para sancionar a fiesteros. Así no se puede vivir.

El domingo recién pasado nuestro Presidente, sabiéndonos bajo amenaza del virus, ordena que circularán placas pares unos días e impares otros, la reacción fue por lo general, que si nos apuñuscamos en un vehículo burlamos la norma y listo, cuando el objetivo es que media población no salga. La opción que va quedando es cerrar por completo el país como El Salvador.

¿Qué hubiera ocurrido si se ordenan 15 días de encierro al estilo salvadoreño o chileno? ¿aplaudiríamos o habrían salido muchos a decir que nos debieron haber separado por placas o DPI? Viene la reflexión porque si bien, la gestión del Ministro de Salud es indefendible, también es cierto que la emergencia requiere, por lo menos, mayor conciencia para el cumplimiento de las normas que se dictan por protección social.

Una norma no puede estar alejada de las circunstancias sociales, pero también es cierto, que una norma en emergencia es en buena medida para intervenir en circunstancias sociales, el Derecho se encuentra en la sociedad y no en el Estado pero en una emergencia debemos tolerar la invasión de esferas que en la regularidad no aceptaríamos, de acá que en toda América Latina estemos preocupados por la amenaza al autoritarismo al superar la crisis.

¿Qué es para usted la ley en un país donde la impunidad es peste?

ESCRITO POR:

Alejandro Balsells Conde

Abogado y notario, egresado de la Universidad Rafael Landívar y catedrático de Derecho Constitucional en dicha casa de estudios. Ha sido consultor de entidades nacionales e internacionales, y ejerce el derecho.