CON OTRA MIRADA
¿Por qué descabezar a La Católica?
El sábado pasado, el sector cultural de la capital guatemalteca amaneció con el disgusto de que la efigie de Isabel la Católica, en el parque homónimo, había sido decapitada.
' Fue un acto de furia, rabia, violencia o irritación, ajeno a lo que el monumento representa.
José María Magaña Juárez
Como se sabe, a partir de la conmemoración del V Centenario del Descubrimiento de América (1992), América Latina rechazó cualquier tipo de celebración, pues la odisea propició, 30 años después, la violenta incursión del reino español al inmenso territorio de ricas y milenarias culturas, a las que sometió a un régimen de explotación e implantó su cultura; cultura que produjo un significativo sincretismo religioso, así como el mestizaje racial que hoy nos identifica.
El parque es hoy un espacio abierto del tejido urbano de la Nueva Guatemala de la Asunción que en el lejano 1915, cuando fue inaugurado, no existía; era el potrero de Corona, propiedad del español Ricardo Pérez, quien, para rendir homenaje a la soberana, donó el terreno a la Municipalidad y mandó a erigir el monumento. La pieza escultórica fue encargada al maestro Rafael Yela Günther, quien la trabajó en los talleres de Antonio de Doninelli, otro gran artista.
El monumento está compuesto por un estanque circular que representa el océano, en el cual está la masa continental de América. Sobre el borde, hacia el norte, se yergue el pedestal rematado con el torso y busto de la reina. Lleva los escudos de Guatemala y España; lo complementan elementos de la arquitectura mozárabe y de la cultura maya.
En general, la depredación de bienes culturales puede deberse a diversos factores. Como parte del patrimonio cultural de la Nación, esos bienes tienen el valor agregado de su categoría, además del histórico, estético, referencia por su autor o materiales constructivos sujetos de ser reciclados al amparo del mercado que genera el submundo del tráfico ilícito.
Puestas así las cosas, descabezar a doña Isabel pudo deberse a: 1. Protesta por lo que significó el descubrimiento de América y su posterior conquista. 2. Pillaje como obra de arte a ser vendida. 3. Saqueo con fines de aprovechar el material.
El parque Isabel la Católica es un recinto público ajardinado, protegido por una reja de hierro forjado, que en esencia sirve a los vecinos del barrio. Es decir, descabezar la imagen fue producto de un hecho premeditado que requirió saltar la reja. Por las fotografías publicadas, se colige que no hubo intención de robo, pues la cabeza quedó tirada, rodeada de fragmentos, que ponen en evidencia que fue hecha de una rica mezcla cementicia y estuco, no de bronce, como pudo suponer la intención de un potencial reciclaje. Se trató, pues, de un acto de furia, rabia, violencia o irritación, ajeno a lo que el monumento representa o vale.
A mi parecer, esa actitud se explica, mas no se justifica, por el actual estado de cosas, en el que todos los días conocemos cómo se dilapidan los recursos nacionales so pretexto de obras de infraestructura sobrevaloradas y mal hechas; de cómo se pervirtió el sistema de justicia al perseguir a jueces y fiscales que cumplen con su deber, apegados al juramento profesional. Por la muerte por desnutrición infantil, por las transferencias de recursos de funciones esenciales como salud y educación a obras innecesarias. Taras que tienen a la población al borde de la desesperación, con sensación de impotencia y frustración.
De ahí que cualquier hijo de vecino, medianamente encabronado, salga a la calle a buscar no quién se las debe sino quién se las paga… en este caso, La Católica, quien a altas horas de la noche estaba en la calle, sola, indefensa y desamparada.