REGISTRO AKÁSICO

¿Por qué estamos fuera del mar?

|

El 13 de febrero, los navíos escuela concurrirán a Velas Latinoamérica 2022 en Río de Janeiro, para emprender una regata donde fondearán en 11 puertos de los países participantes. El desfile pasará por el Estrecho de Magallanes para recalar en Punta Arenas, puerto chileno del Pacífico. Esa travesía, aún en la actualidad, es una labor de marinería de alto rendimiento. Después irán a Valparaíso, Callao y Guayaquil, atravesarán el Canal de Panamá y recorrerán el Mar Caribe.

' Que la sal curta nuestro cutis y la brisa lo refresque cuando se exporten productos nacionales.

Antonio Mosquera Aguilar

Los navíos forman a los grumetes de Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, México, Perú y Uruguay. No todos los países tienen estos buques, pero es sugerente la participación del pequeño velero argentino Bernardo Houssay, de investigación oceánica. Nombrado así, en honor del ganador del Nobel de medicina. Durante las travesías se incrementa la solidaridad entre la tripulación, al afrontar en equipo los trabajos de navegación. La bandera del buque fomenta también el compañerismo y vocación de servicio a la comunidad.

Ya se ha dicho en otras ocasiones que el encuentro entre los mayas y los castellanos ocurrió en alta mar. El 1º de marzo de 1517, frente a la Isla de las Mujeres, donde la expedición comandada por Francisco Hernández de Córdoba coincidió con embarcaciones de comerciantes mayas. La crónica no es clara pero casi seguro, después se dirigieron al puerto de Tulum donde conocieron a los gobernantes, al bordear la costa llegaron al Cabo Catoche en la península de Yucatán donde hubo un encuentro armado, pues deseaban secuestrar lugareños. La intentona les costó varias bajas pero consiguieron apresar a quienes llamaron Julián y Melchor Melgarejo, útiles como traductores en futuras expediciones.

Todo el istmo perdió las capacidades marineras, por el monopolio de los navíos de España y la piratería, durante la colonia. A mitad del siglo XIX, las marinas inglesa, alemana y norteamericana, se ocuparon de la exportación de mercancías y transporte de pasajeros. Nadie recuerda que Río Hondo, Zacapa, era un puerto de exportación de los productos nacionales. Toda la actividad marítima depende de las flotas mercantes de otros países.

Se ha encargado la formación inicial de marineros a la Escuela Naval, una dependencia del Ejército de Guatemala. Apenas tiene una sede en la aldea Santa Rosa del municipio de San José, cercana al Puerto Quetzal. Después de su fundación en 1960, permaneció cerrada. En la actualidad suma apenas 22 años de docencia, tiene un presupuesto exiguo y los tándems de egresados son minúsculos.

Para formar marineros y marineras, se necesita ampliar el programa docente. Los graduados no tendrán como finalidad engrosar filas de la armada, sino tener la capacidad de emprendimiento. Debieran instalarse por lo menos diez escuelas en la costa sur, en los lugares donde terminan las carreteras frente al mar y dos en la Bahía de Amatique, en Puerto Barrios y Lívingston. Después generar líneas de crédito para el desarrollo del cabotaje y, eventualmente, para el desplazamiento pesado naval.

La exportación de productos agrícolas y alimentos procesados hacia Centroamérica y el Caribe, necesita de empresas basadas en el esfuerzo y capacidades locales. La patria no puede seguir recostada frente a dos mares sonoros. La molicie no debe ser la esencia de la relación con los océanos.

Es increíble que los narcotraficantes sean los promotores de la navegación a distancia con recursos de su sucio negocio. Mientras en las costas del país, las personas honradas contemplan las olas, sin desarrollar una ocupación necesaria para el progreso y crecimiento económico.

ESCRITO POR:

Antonio Mosquera Aguilar

Doctor en Dinámica Humana por la Universidad Mariano Gálvez. Asesor jurídico de los refugiados guatemaltecos en México durante el enfrentamiento armado. Profesor de Universidad Regional y Universidad Galileo.