DE MIS NOTAS

Por qué Trump va a ganar

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Nunca en la historia de los Estados Unidos ha habido una división, tan grande y polarizada —a nivel de odio visceral entre el pueblo estadounidense como en estas elecciones, en las que elegirán a su próximo presidente.

' Hay mucho en juego, y un porcentaje considerable de votantes lo sabe.

Alfred Kaltschmitt

Y es que hay mucho en juego, por supuesto: el control del Senado, el balance de la Corte Suprema de Justicia, la agenda progresista —según sus propios discursos— llevada a un extremo y con un desmedido énfasis en temas como el movimiento LGTB —que siempre ha tenido la libertad de ejercer en lo individual— pero que ahora persigue con una agenda forzar su entrada legal en los lockers de gimnasios, en las escuelas, en la decisión de los niños de tener la libertad de “escoger” su género. Buscan replicar la ley, ya vigente en Canadá, de darles a los niños “el derecho de escoger su género” y la obligación de los padres de aceptar tal extremo.

También está sobre el tapete electoral el tema del aborto, entrelazado al movimiento feminista. Su principal objetivo es conseguir la igualdad de oportunidades en lo político, social, económico, por “decreto obligatorio” y no por los méritos individuales de cada mujer. Ergo, quieren cuotas de poder por decreto y el aborto tardío, pagado con fondos públicos de Planned Parenthood.

En el movimiento Black Lives Matter, más de tinte político que de discriminación racial, porque, oh, ironía, son los negros los que más matan negros en los Estados Unidos y son los que más utilizan entre sí la palabra nigger, la palabra más odiada por los movimientos civiles y de cuya lucha reivindicativa se logró cambiar la descripción racial al termino “afroamericano”. La candidata vicepresidencial Kamala Harris declaró en el debate de Black Lives Matter: “Yo siempre voy a interpretar estas protestas como un componente esencial de la evolución en nuestro país”.

En lo económico, a pesar de la adulación mediática del plan de los demócratas, la agenda de la “gastadera” es un bolsón abierto a programas de US$4 billones en impuestos por una década y la anulación de la desregulación de Trump, la cual permitió la generación de empleos más alta de la historia del país, hasta que lo detuvo la pandemia.

Trump puede ser el más odiado de los presidentes de los Estados Unidos por su estilo, su ignorancia, sus pifias discursivas, su arrogancia, las fallas diplomáticas, pero hay que separar las elecciones de lo que está en juego: los valores republicanos, la libertad individual, la separación de poderes, los pesos y contrapesos.

El Partido Demócrata actual tiene una visión más socialista, debido al discurso radical que vienen empujando desde la época de Obama y que ha degenerado en movimientos radicales violentos. La intervención del Estado atenta contra las libertades individuales. Un ejemplo son los medios y las redes. Tienen restricciones de acceso a la información. Permiten la publicación de los temas coincidentes con su agenda política y limitan las opiniones contrarias.

Los valores republicanos giran alrededor de una agenda que permita el libre intercambio de bienes y servicios, reducción de impuestos, creación de empleo, fronteras resguardadas y una política migratoria razonable para la crisis mundial que se vive. Los demócratas se oponen.

Por todo lo anterior, creo que muchos estadounidenses le van a dar el voto a Trump frente a un Biden con evidentes muestras de declinación cognoscitiva, que pondrían a Harris en la presidencia, con su agenda radical, que se separaría del ala demócrata más conservadora, a la cual muchos le apuestan como plan B.

Espero no equivocarme.

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.