ALEPH

Queremos respirar aire limpio

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En las cortes, en las casas y en las calles, queremos respirar aire limpio. Sin embargo, en Guatemala es fácil asfixiarse. Mientras la corrupción sigue definiendo las elecciones del Colegio de Abogados y de la Corte de Constitucionalidad, el Volcán de Pacaya explota y lanza kilométricas columnas de ceniza, y uno de los grandes vertederos de basura cercanos a la capital arde a niveles que amenazan la salud de más de 1.5 millones de personas (PL/ 9-02-21).

' Hay preocupación porque este vertedero está fuera de control y no hay recursos ni maquinaria para atender el problema.

Carolina Escobar Sarti

El vertedero está a cargo de la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca y del Lago de Amatitlán (Amsa) y pone en el centro de la agenda medioambiental de Guatemala un problema de décadas: el de la basura. Históricamente es un tema que le compete a las municipalidades, pero no hay mucha claridad en las concesiones que se hacen desde estos feudos y en las responsabilidades de cada quien. Al basurero de la zona 3, que está en el centro de la ciudad, por ejemplo, llegan a dar los desechos de 7 millones de personas de 22 zonas capitalinas y de 14 municipios aledaños, y cada una produce un promedio diario de 2 libras de basura. “Si se traslada esta cantidad a un espacio real, una tonelada equivale a 4 metros cúbicos, en proporción, el estadio Doroteo Guamuch, que tiene un promedio de 427 mil metros cúbicos, puede llenarse con esta cantidad en 31 días”, ejemplifica Carlos Sandoval, vocero capitalino (elPeriódico/26-5-19). De hecho, hay una orden para cerrar ese basurero desde el 2009 que no se ha cumplido, y más de 10 personas han muerto en el lugar por el peligro que representa.

Hay contaminación de aire, tierra y agua. Los olores ácidos que expelen los basureros y que la gente huele a diario hablan del gas metano que allí se produce; los mantos freáticos están ya contaminados; y donde antes había un barranco en el que funcionaba perfectamente un ecosistema hay hoy un eje de contaminación. Tenemos que manejar de diferente manera la basura en Guatemala, porque los malos manejos no solo afectan la calidad de vida de millones de personas, sino que causan incendios como en el basurero que tiene a su cargo Amsa.

Separar la basura de manera más ordenada; reciclar lo posible; aislar lo que ya no es utilizable; aprovechar la producción de gas metano para generar energía eléctrica o construir plantas de procesamiento son medidas realizables y posibles que, sin tanta corrupción, podrían ejecutarse. Los profundos procesos educativos entre la población y la posibilidad de presentar el reciclaje, no solo como una actividad de cuidado al medioambiente sino como una actividad económica que puede rendir buenos beneficios, también van de la mano.

El incendio en el basurero que Amsa tiene bajo su responsabilidad y donde más de 40 municipios depositan sus desechos había comenzado a producirse desde diciembre del año pasado. Negligencia total. Sin embargo, según la opinión de expertos en el tema, era quizás el único vertedero que se acercaba a lo que debía ser un relleno sanitario. Pero su manejo se ha venido deteriorando. Ahora, en plena crisis, todos se tiran la chibolita de quién es la culpa, sin que el fuego pueda apagarse. Y hasta el coronel del glorioso que salió a dar declaraciones indicó que, además de los problemas causados por la falta de visibilidad y turbulencia que les había impedido llevar más agua en su helicóptero, “la alta presencia de zopilotes” ponía en riesgo las operaciones aéreas.

Hay preocupación porque este vertedero está fuera de control y no hay recursos ni maquinaria para atender el problema; la gente que vive cerca está ya viéndose afectada por el humo; y los alcaldes aseguran que las municipalidades están haciendo lo humanamente posible por apagar el fuego, pero instan al gobierno central a involucrarse en la solución de este problema. ¿Qué dice el Ministerio de Ambiente sobre la petición que hacen los expertos de clausurar este basurero? ¿Por qué no cerrarlo, sellarlo y construir sobre él un parque?

ESCRITO POR:

Carolina Escobar Sarti

Doctora en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Salamanca. Escritora, profesora universitaria, activista de DDHH por la niñez, adolescencia y juventud, especialmente por las niñas.