CABLE A TIERRA

Reivindicar y valorizar la Salud Pública

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El viernes 4 de septiembre se conmemoró en Guatemala el día del salubrista. Pensé en todos los profesionales de la salud que han muerto durante la pandemia por cumplir con su deber. También, en lo poco que se conoce, comprende y valora en el país lo que es la salud pública. Para muchos es, simplemente, “lo que hace el Ministerio de Salud”; que es “medicina para los pobres”; una especialidad de “segunda categoría” frente a la medicina clínica. Hace apenas tres décadas ni siquiera se podía estudiar esa especialidad en el país. Así de atrasados vamos en reconocer la importancia crítica que tiene esta función para la sociedad.

' El manejo de la pandemia covid-19 muestra el gran rezago en que ha caído la salud pública en el país.

Karin Slowing

Por muchos siglos, la comprensión de la causalidad de las enfermedades estuvo más en el campo de la creencia, el mito, la superstición y la religión. En la civilización occidental, el primer esfuerzo documentado de abordar las enfermedades humanas fuera del marco de la superchería data de los griegos, con Hipócrates. Siglos después, en la Edad Media, el ingenio humano desarrolló dos de las medidas más efectivas que aun hoy en día existen para controlar epidemias: La Cuarentena (encierro por 40 días) y la instalación de cordones sanitarios, que son barreras físicas que no se pueden cruzar sin permiso y que aíslan, literalmente, partes completas de ciudades/territorios para contener la expansión de una enfermedad.

No fue sino hasta el siglo XIX, con la industrialización, que se dieron saltos cualitativos de gran envergadura en el manejo de las epidemias y es allí cuando surgió la salud pública como una disciplina y práctica que integra un conjunto de saberes. Dos factores fueron fundamentales para eso: Los avances en el conocimiento científico sobre el cuerpo humano y su funcionamiento, desarrollado durante el Renacimiento y la Ilustración, que llevó también a una creciente comprensión sobre lo que causaba las enfermedades y los medios para controlarlas; 2. Una creciente comprensión de que el control de las enfermedades no solo era posible, sino también era una responsabilidad pública que, de no cumplirse, producía efectos sociales y económicos devastadores. Acá pareciera que esto último aún no se ha comprendido del todo.

Por consiguiente, a la salud pública puede definírsela como “El campo del conocimiento y la práctica que se ocupa de crear, preservar y/o restaurar las condiciones en las cuales las personas puedan ser, estar, sentirse y mantenerse saludables”. Es un campo del conocimiento científico y técnico, integrado por distintas disciplinas que convergen para generar conocimiento, instrumentos y herramientas que permiten identificar, prevenir y controlar oportunamente las distintas amenazas existentes a la salud de los seres humanos (también hay salud pública animal); finalmente, la salud pública es, también, un sistema organizado y liderado por la autoridad pública para atender los riesgos y amenazas a la salud de todos los ciudadanos.

No sé si esta pandemia permita que nuestra sociedad comprenda la importancia de contar con un sistema de salud pública eficaz y fortalecido. Si se llegará a entender que no se trata simplemente de expandir la red de servicios del primer nivel de atención del Ministerio, para que los pobres tengan a donde ir, mientras se privatiza la atención curativa y se tolera que hasta hacerse una prueba para virus del covid-19 cueste un ojo de la cara.

Hay servicios y funciones en la sociedad que deberían estar garantizados para todos, especialmente, porque a diferencia de lo que se creía antiguamente, y muchos hoy, por hoy todavía, las medidas de salud pública son evidencia fehaciente de que la acción humana si puede cambiarle el rumbo a la fatalidad.

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