NOTA BENE
Respeto a la libertad
Suecia demuestra al mundo que existe más de una forma de reaccionar ante los datos científicos sobre el covid-19. En más de cien países se encerró por decreto a un tercio de la población mundial; nuestras libertades civiles y económicas fueron suspendidas temporalmente. Japón, Indonesia, Corea del Sur, Taiwán y, especialmente, Suecia optaron por ser menos impositivos. ¿Qué aprendemos de su experiencia?
De cara al coronavirus, podríamos decir que Suecia es el país más libre del mundo. ¡No es un paraíso socialista del cual se jactaban los izquierdistas! Cuba, Corea del Norte y Venezuela claramente sembraron miseria y pobreza, pero tampoco funcionó el experimento socialista sueco de los setentas y ochentas. Rectificaron su rumbo debido a altos niveles de inflación, bajo crecimiento económico y un abultado e inoperante aparato público. Adoptaron bonos escolares, vendieron empresas públicas, bajaron impuestos, modificaron el sistema de pensiones y más. Hoy, el Índice de Libertad Económica califica a Suecia como un país mayormente libre y próspero, con un alto respeto por los derechos de propiedad, la libertad de comercio y los derechos civiles de sus ciudadanos.
' ¿Qué aprendemos del caso de Suecia?
Carrol Rios de Rodríguez
Los científicos y doctores suecos anticiparon que el coronavirus estaría en el ambiente por largo tiempo y que la mayoría de contagiados exhibiría síntomas leves. El sistema de salud podía afrontar la crisis sin obligar a la población sana a encerrarse. Prohibieron reuniones de más de 50 personas, pero la educación primaria, los restaurantes y bares permanecieron abiertos. Tomaron cuidados para con los miembros de la sociedad más vulnerables y dejaron a los demás seguir con sus vidas. Las prácticas de higiene y distanciamiento social son observadas voluntariamente; los suecos evitaron vacacionar en Semana Santa y trabajan desde casa si pueden.
Según el Worldometer, 22,317 suecos han contraído el covid-19, de los cuales 2,679 murieron. Los niveles de contagio y muerte por número de habitantes son mayores en Suecia que en Noruega y Finlandia, que sí impusieron estrictas restricciones a sus ciudadanos. Sin embargo, desde mediados de abril los casos se nivelaron (BBC). El sistema hospitalario no ha colapsado.
Es posible que Suecia salga del problema antes que los demás países: el encierro no erradica la enfermedad, simplemente posterga los contagios. Quizás Suecia logró la inmunidad de grupo, mientras otros países experimenten sucesivos brotes.
El resto del mundo hacía lo mismo que Suecia antes del covid-19. El mundo no frenó en seco frente a epidemias como SARS, H5N1, H1N1, MERS, ébola y zika. Cuando se desató el coronavirus no sabíamos qué tan letal era. Ahora la misma Organización Mundial de la Salud dice que es menos mortal que SARS y MERS. La tasa de muertes por casos reportados en Suecia es alta, de 12.1%, pero es más baja que Italia, España, Francia, Bélgica e Inglaterra, donde el Gobierno fue más coercitivo.
La economía de Suecia sufrirá como las de todo el mundo en los próximos años, pero algunos economistas prevén que la contracción económica durará menos y será menos profunda allí que en otros países europeos.
Es temprano para comparar los resultados sanitarios y económicos de las políticas coactivas y las políticas liberales. Sin embargo, el mero hecho de tener una variedad de respuestas es positivo. El gobierno sueco exhibe una saludable humildad, tanto frente al método de prueba y error científico como frente al complejo ecosistema del mercado libre. Me agrada su respeto por la libertad y responsabilidad individual.
No tengamos miedo a reabrir nuestra economía y a trabajar duro para revertir las secuelas económicas de la cuarentena.