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Río Dulce y las oportunidades de turismo náutico

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Recibí copia de una carta que el Cocode de 2do. Nivel de Fronteras Río Dulce, Lívingston, Izabal; el Comité de Auto Gestión Turística de Río Dulce y la Asociación sin fines de lucro Ecorio —en representación de las Marinas y Hoteles de Río Dulce— le enviaron al vicepresidente Guillermo Castillo hace unos días, dado que es su despacho el encargado del sector turístico.

Para nadie es un secreto que Río Dulce es reconocido a nivel mundial entre la comunidad de navegantes como el mejor destino para resguardar las embarcaciones privadas de recreo durante la temporada de huracanes del Caribe, debido a su belleza, a la privilegiada ubicación geográfica, que evita que los vientos huracanados lleguen a Río Dulce; a la infraestructura de marinas y hoteles de primera y otros comercios creados para atender sus necesidades, y a una singular oferta de profesionales independientes, empresas especializadas en trabajos en la industria marina, a la altura de los países de primer mundo, con la ventaja de que es más favorable económicamente para los veleristas.

' Perder la oportunidad de atender a más de 160 embarcaciones causaría un gravísimo daño a la economía de esa región.

Alfred Kaltschmitt

“Este tipo de turismo —asegura el Comité en su carta— invierte una cantidad muy importante de dinero durante cada temporada, ya que además de pagar arbitrios al Gobierno al ingresar al país, pagan marinas que a su vez contratan personal local para brindar los servicios necesarios; utilizan transporte terrestre, privado, público o aéreo; visitan sitios turísticos de Guatemala durante su estadía en tierra, lo que a su vez genera ingresos a guías turísticos, taxistas, hoteles, restaurantes.

En las embarcaciones mismas se realizan muchos trabajos para toda clase de profesionales especializados en el ramo marino, el cual es la especialidad de la gente de nuestro municipio”. Esto produce un derrape propio por la compra de suministros, alimentos, etc., lo cual beneficia a todo tipo de de negocios locales, ferreterías, supermercados, ventas de repuestos e implementos de navegación.
Al día de hoy se tiene la confirmación de 160 veleros que se encuentran a la espera de que las fronteras guatemaltecas sean abiertas para poder ingresar al país, estos se encuentran anclados entre Belize y Roatán, entre otros lugares.

Estos turistas han estado aislados dentro de sus embarcaciones —señala el Comité—. Debido a las medidas tomadas por los gobiernos de los países donde se encuentran, solo se les permite dejar la embarcación una vez por semana, para abastecerse de comestibles y suministros, y regresar a su aislamiento a sus embarcaciones. Es decir, ya se encuentran en cuarentena. La mayoría de ellos han estado fuera de Europa o Estados Unidos por más de seis meses y algunos incluso por más tiempo.

El plan contempla toda una serie de medidas muy rigurosas para dejar entrar, mediante un protocolo muy minucioso, veleros no mayores a 15 por semana, y un seguimiento meticuloso que por falta de espacio no incluyo en esta columna.
Perder la oportunidad de atender a más de 160 embarcaciones causaría un gravísimo daño a la economía de esa región, afectando a decenas de miles de familias y a la salvación de una fracción pequeña, pero muy importante, de la industria turística, con posibilidades aún de sobrevivir los efectos económicos de esta pandemia.

Ojalá el sentido común prevalezca. La competencia turística estaría muy “contenta” de que la perdiéramos…

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.