ALEPH

“Tenemos la cara levantada para decir la verdad”

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Yo no sé vivir en el pasado y creo que la esencia de la vida es ir hacia adelante, pero considero que la justicia (por su condición de verdad) es un puente a un mejor presente y a futuros que nos permitirían transitar por caminos más anchos. Si nos comprendiéramos mejor en clave histórica, a lo mejor avanzaríamos en una ruta civilizatoria menos destructiva; y si en su momento hubiéramos resuelto, por la vía de la justicia, los crímenes cometidos durante los 36 años que duró el conflicto armado interno en Guatemala, a lo mejor seríamos otra sociedad. Pero aquí casi nadie sabe o lee sobre nuestra historia y los “hubiera” no existen, son mundos perdidos.

' ¿Cómo pasar la página del horror sin pasar por la justicia?

Carolina Escobar Sarti

Por eso tenemos justicia tardía y capítulos sin cerrar, por eso hay que pasar por allí. El Caso de las Mujeres Achí, ventilado en cortes guatemaltecas 41 años después de los hechos, está ahora en su fase de debate oral y público. Tomo las palabras de las mismas mujeres, representadas en este histórico juicio por tres competentes abogadas de origen maya (Lucía Xiloj, Haydée Valey y Gloria Reyes Xitumul): “Somos 36 mujeres maya achí de Rabinal, Baja Verapaz, que denunciamos la violencia sexual que sufrimos por parte del Ejército y patrulleros de autodefensa civil. Desde hace diez años iniciamos un largo camino para exigir justicia, en el que hemos enfrentado racismo, discriminación y revictimización; finalmente hoy se inicia el debate oral y público contra cinco ex PAC, acusados de violencia sexual y crímenes de lesa humanidad. Los cinco acusados que enfrentarán juicio son Bembenuto Ruiz Aquino, Bernarno Ruiz Aquino, Damián Cuxum Alvarado, Gabriel Cuxum Alvarado y Francisco Cuxum Alvarado.

El inicio del juicio da una esperanza a nuestra lucha y la de otras y otros compañeros que fueron víctimas de los crímenes cometidos durante el conflicto armado interno. Este caso se suma a otros procesos de justicia de transición en el país, que son necesarios para sanar las heridas del pasado y construir esa paz tan necesaria. Estamos convencidas de que la justicia para una es la justicia para todas, que hay compañeras que han abierto el camino y que iniciaremos este juicio con la frente en alto, hasta alcanzar justicia. Esperamos que prevalezca la verdad y que este sea un precedente para las nuevas generaciones”.

Las víctimas y algunos hombres ofrecieron testimonios que servirán como anticipo de prueba en el juicio. Transcribo algunos: “Bembenuto se encaramó en mi mamá, arrancó su collar rojo a mi mamá y después mi mamá salió, dijo `adiós hijo cuide bien a sus hermanos yo no voy a regresar’; Don Benvenuto agarró a mi hermana a la fuerza, la tiró a la cama y la violaron, ella lloraba”. “Esos dos me violaron, yo tenía 12 años, me quedé sangrando un mes; Bernardo y Bembenuto Ruiz Aquino me violaron por 2 horas frente a mis hermanos; me robaron mi niñez y se llevaron a mis padres”. “Llegaron y me violaron, me taparon la boca, me dieron patadas y manadas, me estrujaron mi estómago, yo estaba embarazada, todos los patrulleros pasaron sobre mí, sufrí en manos de esa gente”. “En el 82 yo me encontré lo más duro de mi vida, fui violada por un patrullero y quedé embarazada; años después en el destacamento fui violada nuevamente junto a otras mujeres; durante 3 meses sufrí violaciones”. “En el destacamento militar a hombres y mujeres nos pateaban, nos cortaban, ahí escuché los gritos de las mujeres, los soldados se reían porque decían que todos iban a probar y las violaban”.

¿Cómo pasar la página del horror sin pasar por la justicia? La violencia sexual fue utilizada aquí como un arma de guerra, principalmente contra mujeres mayas. El Ejército y los patrulleros de Autodefensa Civil (PAC) fueron los principales autores de estos hechos y la CEH le atribuye a las PAC el 18% de estos crímenes. Con todo, la vergüenza ha cambiado de lado, dice Paulina Ixpatá: “Nosotras, las mujeres sobrevivientes de violaciones sexuales dentro del conflicto armado, hemos sacado coraje de contar lo que nos sucedió para que en esta sociedad nunca más vuelvan a suceder estos actos inhumanos (…). La vergüenza es para los que lo hicieron”.

ESCRITO POR:

Carolina Escobar Sarti

Doctora en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Salamanca. Escritora, profesora universitaria, activista de DDHH por la niñez, adolescencia y juventud, especialmente por las niñas.