CABLE A TIERRA

Tiranía en acción

La tiranía se define como una forma de gobierno en la que el gobernante tiene un poder total o absoluto, no limitado por las leyes, especialmente cuando lo obtiene por medios ilícitos, y abusa de él. Las tiranías contemporáneas no siempre encajan exactamente en esta definición pues se han montado sobre mecanismos democrático-electorales para acceder al poder, y retuercen las leyes y normas institucionales democráticas a conveniencia, sea para favorecer a quienes son parte o bien, en contra de quien considera sus enemigos. En la región, fácilmente se identifica lo que ocurre en Nicaragua con ese modelo más tradicional de tiranía. Allí si, ya quemaron todas las velas los tiranos.

' La tiranía avanza en Guatemala y dejará sin ninguna a garantía a todos los ciudadanos del país.

Karin Slowing

En otros casos, como el de Guatemala en la actualidad, la tiranía no es ejercida solo por un individuo, aunque éste ponga la cara, sino por una coalición perversa que se ha adueñado del Estado y que en abierta perversión de los procesos electorales, sustituyen una figura presidencial por otra, como ocurrió cuando Pérez Molina fue sustituido por Maldonado Aguirre y éste por Jimmy Morales, quien, a su vez, fue sustituido por Giammattei, a quien, lo más probable es que lo sustituya también otra figura del mismo cuño en 2023, en una farsa electoral a cargo del propio Tribunal Electoral. La rotación en el poder presidencial formal, como intento para preservar una fachada “democrática” hacia afuera, que ya nadie se cree en el mundo, pero que les permite mantener acceso a mercados y a financiamiento. Posiblemente lo hacen también, para mantener equilibrios internos, pero sin poner en riesgo el control total sobre el Estado y sus instituciones que han alcanzado. Una captura que ha llegado a su clímax con la finalización del mandato del actual Procurador de los Derechos Humanos, Jordán Rodas. Esa era la última institución por cooptar y ya la tienen.

Otra forma de definir una tiranía, allí si, no importa si de viejo o de nuevo cuño, es por la creciente negación y violación de los derechos ciudadanos en que incurre el régimen: Derechos y garantías individuales, derechos civiles, derechos políticos, derecho a la justicia y el derecho a la defensa son violentados flagrantemente. Ocurren intimidaciones y amenazas y también se cercena la libertad de prensa y la libertad de pensamiento. Y no le pasa solo a figuras o personas emblemáticas de la sociedad; nos pasa a todos, aunque muchos parecieran ni enterarse que también les afecta, hasta que la vida no los confronta directamente con lo que significa vivir en un país, sin Estado de Derecho ni justicia independiente. Sin libertades civiles, políticas y hasta religiosas, como ya pasa en Nicaragua.

En Guatemala se secuestró primero el Congreso y al sistema de justicia. Desde allí ataca la tiranía a las instituciones y personas emblemáticas de estas libertades. Demasiados hay ya, y lo volvieron a hacer el viernes 29 de julio con José Rubén Zamora, director de elPeriódico, a quien se han llevado preso, violando todas las garantías procesales, y negando su debida defensa, bajo pretexto de “reserva de proceso”, como excusa para impedir que hasta sus abogados conozcan las acusaciones y hechos que le imputan. También se lo hicieron a la auxiliar fiscal Samari Carolina Gómez Díaz. Además, retuvieron a los trabajadores por horas y ahora, congelaron sus cuentas, impidiendo que se le pague al personal sus salarios. Eso también es censura. ¿Si eso hacen contra ciudadanos emblemáticas, pues también intentaron hacerlo con la antropóloga Irma Alicia Velásquez en Nicaragua, qué garantías quedan para todos los demás?

La tiranía avanza y terminará por engullirlo todo. Es lo que la gente no ve o no quiere ver, hasta que ya sea demasiado tarde.

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