POR LA LIBERTAD
“Una bicicleta no vale una vida”
El sábado pasado, “Papá José”, como cariñosamente le decían a José de León Díaz Granillo, fue asesinado cuando practicaba su deporte favorito, su pasión, el ciclismo de montaña. ¡Que en paz descanse! Aunque no lo conocía, sentí una enorme tristeza con quien me identifico porque también soy un apasionado del ciclismo de montaña. Me dolió hasta el alma y me llené de rabia e impotencia.
' No podemos permitir que este crimen quede impune, pero tampoco que dejemos de practicar lo que tanto nos apasiona”.
Ramón Parellada C.
Hay varias versiones, pero la realidad es que un par de criminales le quisieron robar la bicicleta mientras montaba en la finca Las Cumbres en la zona 16 de la capital, colindante con Santa Rosalía. Por algún motivo los criminales le dispararon, hiriéndolo de muerte y huyendo del lugar. ¡Qué desgraciados! Hoy hay unos padres, una esposa, unos hijos y nietos que sufren injustamente por un tonto criminal que arrebató en un segundo toda una vida de una persona productiva, activa, de las que hacen mejor a los demás y engrandecen a este país. Todos perdemos.
Desde hace algún tiempo, los robos de bicicletas a los que practicamos este bello deporte se han incrementado. Los ladrones esperan en los puntos donde el ciclista va dando su máximo esfuerzo para robarles a punta de pistola, machetes o cuchillos su bicicleta, celular y otras cosas que pudieran serles de valor. Estos robos se suman a la cantidad de robos de celulares y de otros tipos que hay en la ciudad, lo cual es una vergüenza puesto que, si bien los homicidios en el país han venido disminuyendo desde 2007, los robos siguen aumentando, al menos esta es la percepción. A mi hija le robaron su celular a punta de pistola en la zona 10, hace tres semanas. Es la tercera vez que le roban. A varios amigos les han robado sus bicicletas por Santa Rosalía cuando practican su deporte. Yo iba a este lugar, pero decidimos ya no ir. Con mi grupo de ciclismo hemos cambiado las rutas, pero igual se ha vuelto peligroso.
Hace dos semanas pedaleaba con otros dos amigos y justo antes de Pavón viniendo de un sitio conocido como “La Mandarina”, al venir de regreso de una preciosa vuelta, nos dice una señora que acababan de robarle la bicicleta a un ciclista que iba antes que nosotros. Terminamos la vuelta con más nerviosismo y temor que nunca. Se nos amargó el final del paseo sabatino.
Lo ocurrido a “Papá José” no tiene nombre. ¡Una bicicleta no vale una vida, por Dios! ¿Hasta dónde hemos llegado? Quienes compran bicicletas y objetos robados son tan cómplices del acto criminal como el que lo cometió. Quienes compran bicicletas y objetos robados son tan cómplices del acto criminal como el que lo cometió.
¿Qué hacer? Considero que esto no debe quedar impune. Ya leí varios mensajes entre diferentes “chats” de ciclistas con muchas ideas. Ir en grupo, no quedarse solo, no resistir cuando te roben y no comprar bicicletas cuya procedencia se desconoce. Otros van más allá diciendo que debemos ir armados para defendernos. ¿Y la policía? ¿Y nuestro sistema de justicia? Pueden comenzar decomisando todos esos artículos que se venden en los mercados y que se desconoce su procedencia. Se sabe que las bicicletas robadas las venden en ciertos mercados y lugares. Esto podría ser un comienzo.
Un amigo me dijo que ya no saldría en bicicleta por las hermosas montañas de Guatemala. Le dije que no dejaría de salir. No podemos permitir que este crimen quede impune, pero tampoco que dejemos de practicar lo que tanto nos apasiona. Algo tenemos que hacer para atrapar a estos criminales y que sean llevados a los tribunales para que los juzguen. Estoy seguro de que el asesinato de “Papá José” no quedará impune y no será en vano. Nos ha unido más que nunca para luchar contra esta desgracia que corroe nuestro país.