catalejo
Urgen cambios básicos en el Colegio de Abogados y la Usac
Al desaparecer la transparencia, el resultado es ausencia.
Las próximas elecciones generales del país están programadas en su primera vuelta para la segunda mitad de 2027, fecha aparentemente lejana, pero cuya cercanía se reduce a causa del inicio de la campaña un año antes, es decir dentro de seis meses. Debido a eso, adquieren una inusitada importancia otros cambios de dirección en sus autoridades, relacionadas en forma directa o indirecta pero no conocidas por la generalidad de la población. Entre ellos destacan el Colegio de Abogados y la Universidad de San Carlos, ambos con realidades preocupantes en cuanto a la idoneidad de muchos de quienes tienen el mando y por ello pueden influir, y anteriormente lo han hecho, con resultados lamentables y preocupantes.
El resultado de las elecciones en el Colegio de Abogados y en la Usac serán malos si se mantiene sin cambios.
El Colegio de Abogados actual, según su presidenta, confía en la ética de sus integrantes para la fiscalización de las campañas, sin un reglamento para evitar abusos. Ya no se trata de una elección cuya meta única es ser legal, sobre todo correcta, y constituir una etapa de servicio para el país y colaboración para la aplicación intachable de la ley, especialmente en su espíritu. Desde hace un largo tiempo a esta parte, se utiliza la trampa y la triquiñuela como factor fundamental, así como el gasto dispendioso, opaco e innecesario. Poco a poco, pero sin parar, los comicios se han vuelto parrandas donde abundan las bebidas alcohólicas gratuitas. Esa misma abogada correctamente califica de exorbitantes a esos gastos.
Cada vez más votantes cambian esa borrachera por un voto. Es una inversión explicable para quien luego venderá su voto favorable, porque a nadie le importa el origen del dinero, y se adquiere un voto cautivo y descarado para otros ejemplos de corrupción. Las visitas en helicóptero a grupos de abogados de la provincia también se explica de esa manera. La transparencia ha desaparecido y otro resultado es el ausentismo, y entonces ganan quienes tienen más descaro. Aun con normas, los resultados son casi iguales porque lo ético no tiene fuerza coercitiva. Al desaparecer la transparencia, el resultado es ausencia. Sus representantes son electos por una pequeña minoría y por tanto no tienen representatividad. A veces ninguna planilla deja de tener motivos para votar por ellos, a causa de su integración y el currículum oscuro de los aspirantes.
En la Universidad de San Carlos ocurre algo parecido desde hace tiempo. A base de chanchullos y de güizachadas, la situación ha llegado al colmo de haber recibido una orden de la Corte de Constitucionalidad de integrar hoy al Consejo Superior Universitario, luego de diez meses de atraso a causa de una catarata sucia de recursos a veces absurdos, cuyo fin es agregar tiempo a quienes debieron haber salido hace unos diez meses. El plazo vence hoy para integrar a las 32 autoridades universitarias faltantes y completar los 41 integrantes. Destaca en esto el actual rector, cuyas acciones para llegar a la rectoría estuvieron plagadas de críticas y de rechazos justificados. La lucha se hace para controlar el presupuesto carolingio, equivalente a Q500 millones, o sea el 5%.
Hubo una época reciente en la cual la Usac se inclinó a ideas y motivaciones de la izquierda del espectro político, y parte del actual atraso académico se debe a la escogencia de compadres ideológicos, aunque no fueran capaces. Pero ahora eso ha quedado atrás, y se escoge a quienes coinciden en la idea del enriquecimiento súbito debido al mal manejo presupuestario. En eso se parece enormemente a los pseudopartidos politiqueros presentes en el Congreso de la República y causantes de la legislación autorizada por medio de mordidas. Es gravísimo porque ambas instituciones han perdido su razón de ser y ponen muchísimos granos de arena en el descrédito de la democracia como sistema de gobierno, no solo en el país en general sino en la academia sancarlista.