REGISTRO AKÁSICO

Ya estamos sobre el tiempo

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¿Se hace algo para valorar la independencia? Las celebraciones del bicentenario de los procesos de emancipación no se improvisaron. En Colombia se creó una alta consejería para coordinar las fiestas. Planeó programas televisivos, documentales de cine, festivales de música y canto. El Reino Unido (RU) celebró una sesión en el parlamento, en saludo a la gesta, y EUA permitió enarbolar los colores colombovenezolanos en muchos de sus monumentos. Venezuela reprodujo a la efigie de Bolívar para fijarla en la mente y corazón de sus ciudadanos; también inauguró monumentos, festivales musicales y mantuvo durante el año anterior en circulación una antorcha entre los centros educativos del país. Para no hablar del derroche de estudios sociales realizado en Argentina o México.

Se repite, la fecha es una designación deliberada de los gobiernos centroamericanos para subrayar el ánimo pacífico de los procesos políticos. Hay otras donde el derramamiento de sangre fue decisivo, tales como las defensas heroicas de las ciudades de la invasión militar o la terquedad para sostener la igualdad ciudadana, como la conspiración de Belén. La fundación de repúblicas fue una manifestación continental. Se inició con el establecimiento de los EUA, seguido por el resto de países, iniciando con Haití.

El desenvolvimiento político latinoamericano es una expresión de sensibilidad propia. El caudillismo, el apego religioso con su complemento inseparable: la disidencia, la fácil propensión a la violencia y la facilidad para definir diferencias étnicas reales o supuestas, han estado presentes. Por ello, si se patrocina elevar el examen racional histórico bajo diferentes escuelas: la comprensión histórica, el análisis de actores, la acumulación de noticias y la sustentación de la vida, se evita recurrir a la crispación, antecedente del hecho fanático.

Toda explicación unilateral es deficiente para conseguir una comprensión de la actividad humana. Se ha vuelto moda en los círculos derechistas españoles atacar la independencia hispanoamericana como una conspiración del imperio británico, llevada por sus agentes. Entre los acusados no dudan en señalar a Bolívar o San Martín. Se trata de una versión histórica hegeliana, no de cabeza, como decía Marx, sino revolcada. Nuestros héroes no son personas convencidas de evitar vivir bajo monarquías, de subrayar la soberanía popular y buscar la felicidad de quienes conviven en un territorio. Una conspiración masónica se esconde tras ese movimiento, todo siguió igual y nada cambió, dicen los disminuidos.

' Los bicentenarios de Independencia en Latinoamérica se prepararon con un año de anticipación.

Antonio Mosquera

Sin embargo, en la región se deseaba sacudir el yugo de la aristocracia de sangre, el estado de ánimo fue marcado por rebeliones en todo el territorio, como los quichés de Totonicapán; como la declaración del 28 de agosto de 1821 en Comitán, hoy Chiapas, México, declarándose ciudad libre e independiente; como los puertos del Caribe y el Pacífico, donde fueron atacados los buques de la armada española, etc. Costó sacudirse de condes, duques y reyes, pero se hizo. No fue fácil. Tiranos hubo. Hoy solo queda el latrocinio en la hacienda pública. Pero también de esa lacra nos liberaremos.

La ministra de Cultura y Deportes, Lidiette Silvana Amarilis Martínez Cayetano, está sobre el tiempo. Debiera redoblar sus esfuerzos, en conjunto con los demás países de Centroamérica, para no ver un bicentenario disminuido. Su responsabilidad es grande; su decisión, necesaria, y su experiencia administrativa en los diversos gobiernos donde ha participado debería aconsejarla a tomar una acción inmediata.

ESCRITO POR:

Antonio Mosquera Aguilar

Doctor en Dinámica Humana por la Universidad Mariano Gálvez. Asesor jurídico de los refugiados guatemaltecos en México durante el enfrentamiento armado. Profesor de Universidad Regional y Universidad Galileo.