CON NOMBRE PROPIO
Con el puñal oculto
La espada es el símbolo del honor, así yace en escudos y poemas, mientras que el puñal aparece como insignia de la traición o del máximo dolor. Desde niño no entendí cómo podía existir un partido político, en aquellos años de violencia e intolerancia, que con la daga al centro de su emblema pretendía confianza.
Todos buscamos lealtad. Se atribuye a García Márquez la frase “más vale ser infiel, que desleal”. La lealtad es aquella virtud apreciada y valorada. En política, la lealtad debería ser incondicional, no solo —en teoría— se piensan concretar los postulados teóricos en común, sino también se sabe y conoce que el poder envilece, fricciona y provoca oscuras ambiciones.
Aparecen tres candidatos a vicepresidente y es oportuno, sobre todo para quienes estamos fuera de esas lides, intentar entender qué ocurre.
Sabemos que las asambleas son requisitos de formulario y nada deciden en torno a los candidatos principales. De tajo rechacemos aquello que “democráticamente el partido decidió los candidatos”. Los partidos tienen dueño, capataz y cacique.
Manuel Baldizón aparece a la cabeza del pelotón en las encuestas y se decantó por quien fue el alfil principal del equipo económico de la UNE y en ese gobierno fue nombrado presidente del Banco de Guatemala.
Si bien, el propio Baldizón fue de la UNE y se entiende cierta proximidad, no deja de extrañar que un técnico del más alto nivel decida cambiarse de camiseta al nomás terminar su período en el Banco Central. Si el personaje no hubiera sido cercano a los Colom y a la UNE jamás hubiera llegado al Banguat.
Mario Estrada, como dueño de la UCN, anunció como compañero al otrora candidato frustrado a ese puesto con Sandra Torres. En la elección pasada el nuevo vicepresidenciable juraba lealtad a la UNE y a ese gobierno, ahora aparece en otro partido muy distinto. Sus juramentos son de agua o polvo, además desconocemos qué virtudes tiene como político el postulado.
Por último, y de allí que hayamos recordado lo de puñal, el meritito secretario de Asuntos Específicos de la Presidencia de Otto Pérez Molina se decantó por ser candidato a la vicepresidencia de la UNE, “un partido de oposición”.
Los secretarios son quienes deben ser los más cercanos al jefe. Son confidentes, asesores y amigos. El presidente con sus secretarios se quedan, si se hunde el barco, hasta el final.
Si del gobierno, en cuestión de semanas, sale un funcionario de primer orden para adornar el dúo de un “partido opositor”, la lealtad no es ninguna de sus virtudes, o bien, quienes afirman haber hecho oposición no fueron más que apéndices del partido oficial. Una de dos.
El vicepresidente es clave. ¿Será que querrán gobernar en beneficio del país o solo interesará gestar beneficios y asegurar inmunidad?
Lo que sí es seguro, ninguno de los tres presidenciables busca lealtad.