PLUMA INVITADA

Contaminación embalse Chixoy

César Augusto Sagastume

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La contaminación del río Motagua destruye el ecosistema y beneficios ecológicos. La contaminación de afluentes del rio Negro hace lo mismo, y minimiza la vida útil de la hidroeléctrica de Chixoy.

En 1975, el Inde presentó el proyecto de la construcción de la planta hidroeléctrica de Chixoy para solucionar los problemas de abastecimiento de energía eléctrica en Guatemala, y en 1978 declaró a esa región de 50 kilómetros cuadrados en estado de emergencia, por la inminente construcción de la presa.

Aprobado el proyecto, esta institución se comprometió a reubicar a los 3,500 pobladores afectados por esa inundación que hasta hoy en día ha sido un evento polémico y trágico, reconocido por la Organización de Naciones Unidas, recomendando al Estado a resarcir a los familiares de los que fallecieron en la llamada masacre de Río Negro, cuando fueron evacuados por la fuerza, porque el Estado declaró estado de emergencia.

La construcción cuenta con una capacidad de 500 mil metros cúbicos de agua, la cual se logra captar aprovechando los afluentes de los ríos Salamá, Carchelá y Chixoy, gracias a la enorme presa construida para tener una mayor energía potencial, para convertirla en energía cinética para caer con mayor fuerza, para movilizar la planta generadora de la energía eléctrica que el país demandaba en su momento a fin de alcanzar el desarrollo socioeconómico de la población.

Estos ríos, como es natural, van a desembocar sus aguas al embalse que forma la hidroeléctrica, que al igual que la Bahía de Amatique es el lugar adonde llega toda la basura que irresponsablemente es evacuada por los habitantes de los distintos poblados ubicados en los territorios en donde se encuentran las montañas y los nacimientos de esos ríos. Agregado a esto, los drenajes de las aguas servidas y los deslaves y la erosión ocasionados por la deforestación desmedida de los bosques, en donde se encuentran los vertederos del vital líquido, trae como consecuencia el aumento de la sedimentación en el área de los 14 kilómetros cuadrados de que consta el embalse que forma la presa.

Lo alarmante es que la sedimentación que mezcla la basura, deslaves, erosión y drenajes de todos los poblados se vaya apropiando del área y que reduzca el volumen del agua, lo que traerá como consecuencia la reducción de la misma, que por lo tanto minimiza el potencial necesario para generar los 276 MV, lo que afecta considerablemente la vida útil de este megaproyecto, y en el corto tiempo los guatemaltecos nos veremos afectados cuando no se genere la energía eléctrica que Guatemala necesita y de la cual se sirve en este proyecto visionario.

Las medidas remediales para evitar llegar a un caos sería establecer eventos de discusión que permitan la participación de las municipalidades del territorio que provee los nacimientos de agua, que permita integrar una mancomunidad con las municipalidades, que tenga como principal objetivo cuidar las cuencas y los afluentes del vital líquido que da vida a la flora y fauna de la región, así como la utilidad de producir energía limpia.

Se hace necesario que esta mancomunidad diseñe un proyecto educativo, preventivo, sistemático y periódico para prever la autodestrucción de un proyecto que costó millones de dólares y las consecuencias de ese desalojo.

El modelo experimental del tratamiento del río Motagua y el apoyo institucional y financiero debe replicarse a la limpieza de los caudales que están sufriendo la contaminación de los afluentes del río Negro, a causa de la falta de educación ambiental y la poca visión de las autoridades ediles. Instituciones ambientalistas y oenegés cuya misión es defender el medio ambiente deben enfocarse en administrar los recursos de manera eficiente y eficaz, para evitar las consecuencias nefastas que eso puede traer, en perjuicio de la deteriorada economía del país.

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