VENTANA

De película a realidad

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Estimado lector, si ud. quiere ser testigo de cómo una película cómica se convirtió en una pesadilla busque en You Tube la escena de la película The Naked Gun-fish scene. El film se traduce La pistola desnuda. Se estrenó en 1988. Esta película es protagonizada por el cómico Leslie Nielsen, como el teniente de policía Frank Derbin. Su compañero, el policía Nordberg, es herido en un tiroteo suscitado por una banda de narcotraficantes. Derbin sospecha que el jefe de la banda es el magnate naviero Vincent Ludwig. La escena se desarrolla en la lujosa oficina del magnate, y este le muestra a Derbin dos de sus “objetos preferidos,” los exóticos peces león. Ludwig comenta que cada ejemplar le ha costado $20 mil dólares y agrega, con evidente pedantería, “los peces león reflejan mucho de mi personalidad, son bellos, elegantes y mortales cuando encuentran lo que desean”.

El pez león es originario de los océanos Índico y Pacífico. Sus colores son blanco, negro, café, violeta y rojo con vistosas espinas ponzoñosas, sus aletas pectorales son largas. En su hábitat tienen depredadores naturales como las grandes morenas, los peces ballesta o los peces escorpión. Pero en nuestras aguas caribeñas se ha convertido en una temible plaga que amenaza la fauna acuática. El tiburón, que es de las pocas especies que lo depreda, es víctima de la pesca ilegal atroz. Pareciera que alguien tan malvado como Vincent Ludwig se entretuvo tirando sus peces león en nuestras costas. “En 1985 se tuvo el primer reporte de la existencia de esta especie en la Costa Este de los Estados Unidos”, me dijo Elisa Areano de la Fundación Mundo Azul. Desde entonces esta especie se ha extendido hasta América del Sur en el mar Caribe. No tiene depredadores naturales y las corrientes llevan sus huevos cada vez más lejos. Se ha puesto en alerta a nivel nacional e internacional el control de su población. El impacto es primero a nivel ecológico, y luego viene el impacto económico. El pez león ahuyenta los mantos de peces nativos con gran valor comercial como el mero y el pargo. Impacta también el turismo porque degrada las zonas naturales más atractivas para los visitantes.

“Los océanos constituyen el punto donde se juntan el planeta, las personas y la prosperidad. Y de eso precisamente se trata el desarrollo sostenible, afirmó Elizabeth Thompson, coordinadora ejecutiva para la Conferencia Río +20. Esa visión la comparte la Fundación Mundo Azul. Esta organización guatemalteca apoya a las comunidades de pescadores a utilizar los recursos marino costeros de manera sostenible. El Quetzalito, ubicada en la desembocadura del Río Motagua, es una de ellas. Las señoras de esta aldea, junto con la chef Titi Bruderer, crearon una receta única del pez león. Ahora nos invitan a cenar el 18 y el 19 de agosto en la Escuela Superior de Gastronomía y Hoteleros Las Margaritas. La idea de ir a cenar un pez león tiene una noble intención: debemos incentivar su consumo con el fin de revertir el efecto mortal que esta especie tiene en nuestros mares “cuando encuentra lo que desea”.

La cena será para becas de los niños de El Quetzalito. Para más información escriba: eareano@fundacionmundoazul.com

¡No al tráfico de especies exóticas!

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