Del amor al odio
Lo que implica que si en algún momento de nuestra vida hemos amado verdaderamente a una persona, sería imposible llegar a odiarla, pese a cualquier acción externa.
En contraposición, el odio se define como la antipatía y aversión, un sentimiento negativo que desea el mal para el sujeto odiado.
¿Cuántas personas frente al altar se han jurado amor eterno? “Hasta que la muerte nos separe”, dicen, pero después de un tiempo las cosas cambian radicalmente. Llega la separación, acompañada a veces de odio, venganza, faltas de respeto y dolorosos pleitos. De igual manera que el amor, el odio a menudo parece ser irracional y puede conducir al individuo a conductas heroicas o malvadas.
En este caso, cuando alguna de las personas de la relación toma esta actitud, simplemente se puede asumir que jamás amó a su pareja, seguramente fue un entusiasmo o una ilusión pasajera, que dura mientras exista pasión. Según los sicólogos, este enamoramiento —que, por cierto, no es sinónimo de amor— puede durar aproximadamente dos años. El problema es que muchos lo confunden con el amor verdadero, toman la decisión de casarse y al poco tiempo se arrepienten.
Hoy en día nadie puede garantizar que una relación durará toda la vida, pero si se llegara a romper el vínculo afectivo, dependerá de la educación, la clase y los valores de cada quien, la actitud que se tome hacia la otra persona.
El problema es cuando existen hijos de por medio, y aun así se maneja la ruptura de manera agresiva, reinando el odio y los sentimientos negativos.
En lugar de anteponer el bienestar de los hijos, teniendo una actitud de respeto y aprecio hacia la expareja, que un día compartió con nosotros los sentimientos más íntimos, momentos de alegría y amor. Las palabras hacen mucho daño y los padres deben proteger siempre el bienestar material y sicológico de los hijos, sobre todo para lograr superar la desintegración familiar a la que fueron expuestos por sus padres. Agredir al “ex” daña más a los hijos que a la expareja.
Si termina una relación sentimental, se debe mantener una amistad, pero si no se puede, al menos tratar de que haya una comunicación basada en la cordialidad y respeto mutuo. Esa actitud denotará en el hombre ser un auténtico caballero, y en la mujer, una dama en toda la extensión de la palabra. ¡Feliz día del Cariño!
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