CON NOMBRE PROPIO
Día del Padre
Guatemala y el mundo en general buscan un nuevo significado para el término “familia”. La familia tradicional ya no es la que existe en la realidad. Cada vez más somos los padres separados quienes enfrentamos la paternidad y debemos compartir el tiempo de nuestros hijos. Cada vez las migraciones provocan más niños bajo cuidado de abuelos o tíos, y la violencia tan enraizada ha provocado la desintegración familiar.
Cuando una familia es golpeada por la muerte del padre, si ese padre estuvo presente y fue amado, se produce uno de los dolores más grotescos que pueden existir, y día con día, mes a mes, ese dolor, en vez de bajar de intensidad, se hace más mudo pero más grosero, pero cuando esa pérdida es por violencia, la ira, la cólera y sobre todo la impotencia afectan no solo a los hijos que se han quedado sin su figura protectora, sino sobre todo a todos quienes rodeamos a esa persona.
Pero escribir estas líneas no es para recordar al padre que tuvimos y partió, porque si de algo estamos seguros es de que algún día seguiremos esa senda y con sonrisa en labios lo abrazaremos con el mismo amor de siempre. Por el contrario, pensamos en ese padre que se sienta junto a su familia después de hacer daño, ese padre que es sicario y mata sin conciencia para cobrar los mil pesos que un imbécil y cobarde le pagó. También, ¿cómo puede un padre corrupto sentarse y compartir con sus hijos y nietos cuando él encarna la causa de que el futuro de sus hijos y nietos hereden este desastre? Puede que les legue una cuenta en Suiza, Malasia o Belice, pero poco de eso importa, cuando su prole está condenada a vivir en una sociedad donde triunfa quien sobrevive y esos patojos crecerán amenazados porque la corrupción carcome cualquier posibilidad de construcción de futuro en paz.
El término familia es un concepto que nace de nuevo y hoy, Día del Padre, debemos conocer que vivimos en un país donde las niñas son violadas por su papá, padrastro, tío o hermano, y después, “en resguardo de la familia”, esas niñas quedan solas con un hijo no deseado y el violador, libre por las calles, porque ese mismo papá, que a su vez es abuelo de su hijo, es quien “sostiene el hogar”.
Nuestro país sufre la crisis política más fuerte de esta época democrática y hoy por hoy, estos duros momentos son causados por un montón de papás que les importa un bledo dejar un apellido honrado a sus hijos, pero lo que es peor, les importa menos que su ejemplo de “jefe de familia” se emule por otros. Se aferran a cargos sin ninguna legitimidad y provocan, sin empacho, más daño al guatemalteco que lo único que quiere es trabajar y construir su propio futuro.
La moraleja queda clara, mientras produzcamos papás como muchos de los de hoy, las frustraciones seguirán latentes y un nuevo futuro no será posible, por eso debemos reconocer la paternidad responsable como motor de cambio y semilla de felicidad.
@Alex_balsells