LA ERA DEL FAUNO
El teatro absurdo de este gobierno
Los medios difundieron estas sorprendentes declaraciones del vicepresidente Jafeth Cabrera cuando cumplió, con Jimmy Morales, seis meses en el Gobierno: cuando surge alguna duda, el presidente “me la pregunta, yo se la respondo. Y cuando tengo una duda y se la pregunto, nos respondemos”.
Hacia donde quiera que se dirija la mirada en el funambulesco éter de gobierno y sus arrimados, vemos al país metido en el resurgimiento del teatro del absurdo. El interés de Ionesco por ese tipo de teatro le llegó en circunstancias parecidas; cuenta que se compró un manual de aprendizaje francés-inglés que consistía en conversaciones sostenidas entre el señor y la señora Smith, un matrimonio inglés. El señor Smith informaba a la señora Smith que ellos eran los Smith. La ponía al tanto de que vivían en los alrededores de Londres y que tenían hijos. Aquella pareja daba explicaciones “útiles”, tales como “abajo está el piso”.
Precisamente, Jafeth dijo que su relación con Morales era como “casados que están en este matrimonio”. Uno quisiera ignorar las tonterías de los gobernantes y ver si hay algún trabajo serio, pero es imperioso voltear a ver esos detalles para estar conscientes del lío en que nos tienen como espectadores. Hay que hacer ese trabajo sucio de leer lo cómico para percibir la realidad lo mejor que podamos; tal como cuando quedamos sorprendidos con el extraño caso de la peluca roja. La arrogante magistrada Blanca Stalling protagonizando un papel callejero, histriónico y grotesco, en una seria trama de corrupción.
Por su parte, el cómico diputado extremista, conservador de ultraderecha y espectacular Fernando Linares Beltranena, el que propuso aumentar los ingresos a los diputados; el mismo que fracasó al intentar una iniciativa de ley que promovía la expulsión de personas extranjeras, con dedicatoria a Todd Robinson e Iván Velásquez; el que mandó hacer calcomanías con el lema “Yo amo al Congreso”, con el propósito, según él, de devolverle credibilidad a esa guarida; ese que está de acuerdo con el muro de Trump, es el mismo que hace dos días sacó una pistola en el Congreso —de utilería o no— con la idéntica absurdidad que tienen todos sus actos como diputado.
Podríamos desternillarnos sobre nuestras butacas y seguir atentos a nuevas ocurrencias. Pero entre risa y risa, los actores de gobierno abandonan las tablas, desuellan al toro estatal y echan su sangre e inmundicias sobre el público. La cosa deja de ser divertida y se vuelve delictiva. Linares dijo, por ejemplo: “las personas con discapacidad solo constituyen un gasto para el país”.
Cuando observamos el acecho, no de la izquierda, como se ha dicho, sino de la mediocridad humana, lo peor de la injusticia emanada precisamente de los tres poderes del Estado, donde parecieran instalados todos los chiflados del país, actuando junto a sanguinarios de puñal, saco y corbata, notamos que, si Jimmy es cómico por azar o por oficio, los demás lo son a conveniencia y nos conducen por un callejón sin salida, a ciegas y a cien por hora.
Absurdo es que los funcionarios se empeñen más en abrir la mano para pedir apoyo a Estados Unidos en temas de migración, en vez de impulsar políticas de desarrollo, de crecimiento digno para evitarla.
Por estos días, suenan los tambores de que el teatro ofrecerá sus últimas funciones: que Jimmy renunciará o se le exigirá que lo haga. Ya dijo que le llegaron rumores “fundamentados” de un golpe de Estado. Querrá, como decimos, zafar bulto. En tanto, Jafeth estará, quién sabe, acaso comiendo ansias por asumir el rol principal, al menos, por unos días.
@juanlemus9