PLUMA INVITADA

Esencia de la democracia

Carlos Alberto Cerda

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Los procesos electorales recuerdan la esencia de la democracia y procuran una reflexión de la sociedad sobre cómo hacer prosperar la República. La historia, los esfuerzos de integración centroamericana, alternativas para lograr el desarrollo y cualidades de un gobernante son puntos de interés que se ubican en la agenda regional, en virtud de las elecciones generales de Guatemala y Nicaragua (2015).

El voto, como derecho y como deber, es el corazón de la democracia. En el caso de Guatemala, existe un consenso nacional de que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) es la institución con mayor prestigio y reconocimiento social; sin decir que es la que lidera una de las reformas del Estado más importantes en América Latina. Al día de hoy, la ciudadanía tiene la expectativa de que el TSE asegure elecciones transparentes.

Los esfuerzos para lograr mayores niveles de desarrollo ya no son una tarea individual de las repúblicas. La cintura del continente es una región cuyo esfuerzo de integración es, después del europeo, el que más ha avanzado en el mundo (Chamorro Marín, 2014). Las democracias centroamericanas no constituyen un fin en sí mismas, representan las columnas que sostienen los esfuerzos de integración regional que permitirá que esta parte del mundo juegue un papel más estratégico en la realidad global.

Toda oferta electoral evidencia la relación entre el sistema político y el sistema económico, punto crítico en el consenso nacional. Hacer que la democracia y la economía conformen una combinación capaz de superar los grandes males concretizados en la desigualdad y la violencia, es el primer desafío de este tiempo en esta región. La oferta electoral en Guatemala en este campo ha planteado diversos caminos: incremento de las oportunidades laborales, superación de monopolios y privilegios, mejora del gasto público, fortalecimiento de las exportaciones, entre otros (Prensa Libre, ed. 9-8-15). Lo que es cierto es que la falta de una economía de mercado acompañada de desarrollo social impide el funcionamiento de la democracia.

Las elecciones inducen a meditar sobre cuáles deben ser las cualidades de un gobernante. Cicerón contestó esta interrogante hace mucho tiempo: “Hombre [o mujer] capaz de guiar la república y de inspirar el pensamiento debe ser considerado aquel[lla] que posee los instrumentos para crear y acrecentar la fortuna de la república, y se vale de ellos” (Cicerón, citado por Schiavone, 2012, p. 152). El gobernante ideal, además de respetar la inteligencia y la dignidad de los ciudadanos, debe ser capaz de guiar los destinos de la nación en un mundo donde lo único seguro es el cambio.

En Centroamérica, la democracia ha costado mucho, pero sigue siendo el camino para la consolidación de las repúblicas y la integración regional. Ahí radica su esencia.

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