FAROEl mago Portillo

RODRIGO CASTILLO DEL CARMEN

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¡Abracadabra, pata de cabra! …y sobre Guatemala cayó una lluvia torrencial de dólares. No cabe la menor duda que el presidente Portillo en materia económica es un gran prestidigitador, superior a Merlín y Mandrake juntos.

Tiene que serlo, pues en un país cuya principal fuente de divisas, el café, se encuentra en la calle de la amargura, y sin mayores incentivos para la producción-exportación, ha logrado de la nada fortalecer el quetzal frente al dólar.

En menos de cuatro meses nuestra moneda ha recuperado casi sesenta puntos. Pero, para desgracia nuestra, la magia es sólo fantasía.

Los precios de los productos no han bajado en la misma proporción, todo lo contrario, por lo que la inflación, el cáncer de la economía, ha encontrado otro medio propicio para extenderse, sumándose al trágico resultado de las torcidas políticas económicas de quienes, según vox populi, han vendido la patria a un puñado de narcotraficantes.

Las crisis surgen cuando la estructura de un sistema social admite menos posibilidades de resolver problemas que le son requeridos para su conservación.

Este ha sido un gobierno caracterizado por mentiras, ineficiencias, insuficiencias, confusiones y carencias, que han promovido decisiones inducidas por una perversa inmediatez y un vulgar pragmatismo.

Es una administración pública caracterizada por encubrir actitudes y disposiciones que lejos de fortalecer procesos políticos para conducirnos hacia objetivos adoptados democráticamente, se ha concentrado en tareas propias de un proselitismo incesante, sofocante, ilegal y fuera de tiempo.

Cualquier proyecto político fundado en la mentira y la manipulación está condenado al fracaso. Y ese parece que será el destino de los eurobonos, alias ?negrobonos?, ya que se prestan para los sucios proyectos que hemos enunciado anteriormente: el lavado de dólares y el proselitismo ilegal.

Ahora que ha sido desnudado por la prensa, el Gobierno arremete contra los medios de comunicación. Nada nuevo, ya que es imposible ser periodista independiente y llevarse bien con el poder político.

Esa es, en su formulación más pragmática, la clave del oficio periodístico. La prensa, aunque llamada ?el cuarto poder?, tiene por destino la sociedad y no el poder político.

En todo caso, su función, dentro de un planteamiento democrático, es la de ser el contrapoder.

Por esta razón, es una tentación natural de los gobiernos de turno tratar de doblegar y constreñir la independencia de los medios de comunicación; lo que explica la desafortunada reacción de cholera de telenovela del vicepresidente Reyes López.

Píldora de humor.- En el consultorio del psiquiatra: -Señora, la próxima semana haré un análisis del inconsciente. -Pero, doctor, ¿y a mí de qué me sirve que usted analice al presidente?

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