SI ME PERMITE

Fiscalizar es una obligación

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“Con la libertad viene la responsabilidad. Para la persona que no está dispuesta a crecer, la persona que no quiere llevar su propio peso, esta es una perspectiva aterradora”. Eleonor Roosevelt

No es extraño que algunas cosas que suceden a mi derredor sean objeto de mi reclamo y protesta, ya que afectan mis intereses, pero esto no debería ser así, no deberíamos llegar a eso. Nosotros, por formación, debemos ser personas conscientes del bien común y sobre esa base debemos estar atentos a lo que sucede en nuestro alrededor y, aún más, ser fiscales que están observando, para que cuando las cosas no estén bien encarriladas podamos hacernos oír y así pedir que se corrijan.

Nada cuesta unirnos al coro de otros para hacer reclamos de cosas hechas incorrectamente y buscar que se corrijan, pero lo correcto es no dejarlo llegar a esos extremos. Al igual que cuando alguna comida empieza a hacernos daño, reaccionamos con justa razón porque no queremos dañar nuestra salud o bien nuestra comodidad. Lo mismo debe ser cuando en nuestro derredor los que son conciudadanos nuestros tienen comportamientos incorrectos o egoístas, debemos no solo reaccionar, sino actuar conforme a ley y madurez para que las cosas se corrijan y cambien aquellas que hacen daño no solo a mi vida, sino a la patria entera. Una reacción igual que si estuviera en mi negocio y alguien le está haciendo daño, porque si no lo cuido personalmente nadie se interesará en protegerlo.

En estos días, cuando estamos próximos a recordar la independencia de nuestra patria, debemos también recordar que para ello se pagó un precio y otros pusieron su parte para que nosotros hoy estemos disfrutando esta soberanía. Pero del mismo modo, para conservarlo y para dejarlo a nuestros herederos, debemos ser fiscales responsables, primero, en no contaminarlo nosotros mismos, y luego no permitir a otros que por su egoísmo vulgar estén dañando a toda la patria.

Se debe percibir que esta conducta es algo en lo cual debemos crecer. No es algo natural, y si no hemos sido educados en valorar, proteger y fiscalizar lo que tenemos, difícilmente lo conservaremos y, como es común, cuando ya no lo tenemos fácilmente lloramos por ello.

En el comportamiento humano, uno es cuidadoso de sus pertenencias, las cosas que ha logrado adquirir y aun una mascota que posee, el trato con sus cosas, refleja una conducta que se da a respetar y también se da a conocer, por lo cual determina el modo con el cual otros nos tratan y se interrelacionan con nosotros. Este argumento tiene que ser muy evidente cuando manifestamos nuestros sentimientos en el día que celebramos nuestra independencia, ya que si esta conducta ha sido constante durante todo el año en mis actos privados o públicos puede tener validez.

Aun en el contenido de la letra de nuestro himno nacional nos compromete en modos claros y determinantes en ser fiscales para que la libertad y soberanía que nos pertenece sea coherentemente conservada y también delegada a los que nos relevarán en la vida. Es una riqueza que se transmite de generación en generación. Cuidemos que nuestra generación sea responsable en hacer un mejor trabajo que lo que nuestros antecesores han hecho, porque para criticar nada nos costará, pero no repetir el error y cumplir nuestra parte es más importante y es tarea de usted y de mí antes que esperar de otros.

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.