TIEMPO Y DESTINO

Interesante libro de un embajador

Luis Morales Chúa

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EL CUERPO DIPLOMÁTICO de Guatemala se integra, por una parte, con profesionales de carrera y otros que no tienen el perfil ideal de los diplomáticos del Siglo XXI y que son enviados al exterior por motivos extra diplomáticos, hasta para deshacerse de ellos.

Los primeros están capacitados para permitir a Guatemala mantener buenas relaciones —o restaurar las deterioradas— con Gobiernos legítimos y con otros sujetos del Derecho internacional, calidad especialmente importante en un mundo globalizado, en el que suelen estallar inesperados y catastróficos conflictos que colocan a los Estados en el dilema de tomar partido o ampararse en el derecho a la neutralidad.

Los de carrera son la flor y nata del servicio exterior. Su función pública se ajusta a las normas establecidas por la política del Estado y por los conocimientos adquiridos en los centros educativos de formación diplomática, docencia que en determinadas circunstancias es abandonada por la Cancillería guatemalteca en favor de consideraciones políticas; vacío que es llenado por universidades privadas nacionales y extranjeras.

A los embajadores guatemaltecos les concierne en nuestros días permanecer activos en los movimientos en favor de la paz, aunque los tambores de guerra truenen, mañana, tarde y noche, en varias zonas del planeta. Esto porque la política pacifista es permanente, en tanto que los caprichos presidenciales duran apenas 4 años, o menos.

Pues bien, el libro del embajador guatemalteco ante el Gobierno de la Federación de Rusia, abogado Estuardo Meneses Coronado —embajador de carrera— se titula El conflicto de la paz, y tiene un prólogo escrito por Vinicio Cerezo Arévalo, presidente de Guatemala en el período constitucional de 1986 a 1991, lo cual da plusvalía a la edición.

Cerezo fue uno de los promotores de las negociaciones de paz entre el Gobierno y los movimientos guerrilleros guatemaltecos, que culminaron con el acuerdo de paz firme y duradera firmado en el interior del Palacio Nacional el 29 de diciembre de 1996.

Es un estudio de conflictos armados que se han dado en el mundo y aporta ideas acerca de la necesidad de trabajar en todos los países por alcanzar un mundo de paz, para evitar la guerra nuclear que podría poner fin a la existencia de todos los seres humanos.

La presentación tuvo lugar en octubre pasado en la Academia Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, ceremonia en la que la mesa presidencial fue ocupada por el director de la Academia para asuntos de América Latina, Alexandr Schetinin; el rector de la Academia, Evgueni Boshanov; el decano, Mijaíl Troyanovski, la vicerrectora Tatiana Mozel y el diplomático guatemalteco; acto programado con motivo de los 70 años de fundación de la Organización de las Naciones Unidas y del inicio de relaciones diplomáticas entre Rusia y Guatemala.

En su discurso Meneses Coronado habló de la crueldad de las guerras. Dijo que el siglo pasado fue el más sanguinario de todos, porque las guerras causaron la muerte de 187 millones de personas, total equivalente al 10 por ciento de la población global en 1913.

En la Segunda Guerra Mundial (esto no lo dijo él) perecieron entre 50 y 60 millones de soldados y civiles no combatientes. La Unión Soviética perdió entre 17 y 20 millones.

Esta primera edición en español, que será traducida al ruso, estuvo a cargo de la editorial Biblio Globus, una de las tres grandes empresas editoras de Moscú. Las otras dos son Moskva y Moskovski Dom Knigui.

Y como alguien que vivió cuatro años en Cuba y se puso en contacto con la historia y cultura de ese pueblo, no dejó pasar la oportunidad de citar a José Martí, el héroe mayor de los cubanos, de aquí y de allá, para quien el mundo es un templo donde caben todos los hombres y mujeres de la Tierra, según cita del corresponsal Jorge Petinaud.

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