EL QUINTO PATIO

… la cosa ninguna

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Cuatro diputados de Líder se fueron “sigilosos” a Rusia, dice la prensa, invitados por la Compañía Guatemalteca de Níquel. Salieron, afirman, sin permiso de la directiva del Congreso para participar —¿quizá como expertos?— en un foro sobre conservación y preservación del medio ambiente por extracción de minerales en el subsuelo. Tema que, como muchos sabemos, ha sido la menor de las preocupaciones del actual gobierno y del anterior, y también del anterior a ese. Es decir, qué importa lo que suceda después de que saquemos lo suficiente para vivir en la abundancia. Así las cosas, en apariencia nada ha pasado y la ausencia no autorizada será otro pelo de la cola, otra raya del tigre o, como decía mi tatarabuela, “la cosa ninguna”.

Acostumbrados a ver el desfile bufo, no el de la Usac sino el del Legislativo y sus alegres comparsas, nada sorprende ahora que se ha visto desfilar a huestes eximias en el arte de la depredación a tajo abierto y a granel, tal como se hace para sacar las riquezas de las entrañas de la tierra. Solo que aquí es de las gavetas del Tesoro.

Los esfuerzos ejemplares de la Cicig y del MP por romper los anillos de influencia se han transformado, aparentemente, en un juego de ilusionismo, en donde se sacan 10 y surgen otros 100 como para burlarse de los esfuerzos del mago y sus habilidades. Nada parece tener continuidad, a pesar del incremento en el número de huéspedes ilustres en las carceletas de Tribunales. Es como si cada vez que se descubre un reducto de corruptos fuera como abrir la compuerta del mismísimo infierno, cuyos diablillos tienen puesto fijo en los listados de candidatos a cargos de elección popular.

Pero ahí está que las elecciones se realizarán como manda la ley. Eso, en otras palabras, significa tener a los mismos gobernando otros cuatro años gracias a eso que llaman pomposamente “el orden legal”. Curioso que el desaliento e impotencia colectiva no se traduzca en una postura más firme y decidida en contra del continuismo.

La imagen de los eventos es como la línea de un horizonte montañoso en el cual destacan los picos de indignación y repudio para luego bajar a las planicies de la resignación. Y vuelta a subir y a bajar. En medio de eso, la nada. Propuestas de transformación del caos y la anarquía, en orden e imperio de la Ley, cuyas páginas son testimonio del hastío ciudadano. Pero su destino es el cesto de la basura en uno de los más importantes ámbitos del ejercicio democrático.

Muchos empiezan a preguntarse ¿de qué sirve tanta protesta si no hay manera de incidir en un giro positivo y de impacto sobre el actual estado de cosas? A menos de un mes de las elecciones, no hay nada claro. Si el TSE rechazará o no a los candidatos con juicios pendientes en su contra, si penalizará quitándoles la inscripción a quienes se encuentran actualmente señalados por actos de corrupción, si el techo de gasto de campaña significa algo en este proceso o es nada más un dato que pasará sin pena ni gloria.

Mi tatarabuela era sabia, como casi todos los tatarabuelos que vivieron épocas difíciles. Cuando no tenemos el poder de cambiar las cosas, nuestras protestas son exactamente como la nada y la cosa ninguna.

Elquintopatio@gmail.com

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