ECLIPSE

La Cumbre en Panamá

En los próximos días, los presidentes latinoamericanos asistirán en Panamá a la VII Cumbre de las Américas, la cual había generado algún optimismo por la presencia de Cuba por primera vez en una Cumbre, desde 1994. El acercamiento con Estados Unidos para el restablecimiento de las relaciones ha sido noticia destacada en la opinión pública, a nivel hemisférico.

Pero una desafortunada decisión de EE. UU. creó un ambiente enrarecido para esa cita en la que supuestamente se abordarían temas importantes para la integración regional. Las medidas adoptadas por el presidente estadounidense, en las que declaró en su país una “emergencia nacional” por “la situación” en la nación suramericana, junto a un paquete de sanciones contra varios funcionarios venezolanos, provocaron una reacción en cadena de los países de América del Sur que, en conjunto, rechazaron la decisión. La esperanza de que en esta Cumbre se recompusiera de mejor manera la relación entre Estados Unidos y América Latina está ahora en riesgo.

Varios países latinoamericanos tienen sus propias preocupaciones, las que intentarán colocar en lugares prioritarios en la Cumbre. Evo Morales ya confirmó que “expondrá su demanda marítima presentada en 2013 ante La Haya contra Chile, para pedir que este país negocie una solución a su centenario reclamo de una restitución de su acceso al Pacífico, que perdió en una guerra en 1879”. Se supone que Cristina Fernández puede retomar el caso de Las Malvinas.

Con relación a Centroamérica, se sabe que los países del Triángulo Norte darán a conocer el documento ya consensuado denominado Plan Alianza para la Prosperidad, para el cual EE. UU. ha ofrecido un apoyo económico para los tres países de US$5 mil millones en los próximos cinco años, lo que equivale a una cantidad entre US$250 y US$300 millones anuales por país, recursos que todavía no están asegurados, pues deben ser aprobados por el Congreso estadounidense.

Sin embargo, ese plan ha tenido sus sombras. En recientes declaraciones en Guatemala, el vicepresidente Biden prácticamente lo condicionó, para el caso de nuestro país, a la aprobación de la continuidad de la Comisión Internacional contra la Impunidad, (Cicig), condicionamiento que fue rechazado por el presidente, quien considera que con o sin la ayuda norteamericana esta Alianza debe impulsarse.

Aunque los tres países, Guatemala, Honduras y El Salvador, tienen similitudes, sobre todo en lo relacionado con la violencia extrema, pobreza y presencia de criminalidad, cada uno tiene particularidades.

Veremos si el Triángulo Norte logra que esa Cumbre sirva para fortalecer un contexto que favorezca esta Alianza por la Prosperidad o si las diferencias entre Estados Unidos y la región latinoamericana, aunadas a la diversidad de intereses particulares de los países participantes, haga que la iniciativa por la Prosperidad no tenga allí relevancia alguna.

iliaalamilla@gmail,com

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