DE MIS NOTAS
La insistencia de estar preparados
Esto de escribir sobre temas de prevención y riesgo climático a veces cansa porque se vuelve una tonadilla de canto solitario. Pocos son los que se unen al coro para crear conciencia y motivar a la acción, a pesar de que las emergencias están colgando de un hilo, listas para caer sobre el país en cualquier momento.
La vulnerabilidad de nuestro país —el cuarto del mundo en riesgo climático—. Sí… Leyeron bien. El cuarto país del planeta Tierra en vulnerabilidad climática, es una realidad que nos debe obligar a poner barbas en remojo para mantener una permanente vigilancia en torno a las medidas preventivas, protocolos de reacción, equipo, planes, recursos especiales, a la hora de que se perfile un horizonte de riesgo como el que estamos atravesando en estos momentos.
Vean ustedes cómo esta depresión tropical —que ni siquiera llega a tormenta tropical— nos está afectando después de casi cuatro días continuos de lluvia. Ya los ríos se están desbordando, comienzan los derrumbes y caída de árboles sobre carreteras y tendido eléctrico. Si continúa unos días más la precipitación pluvial, como lo pronostica Insivumeh, la saturación de agua generará una reacción en cadena de derrumbes y deslizamientos en todo el territorio nacional.
Con un grupo de amigos, preocupados de nuestra vulnerabilidad climática, la cual sin lugar a dudas nos enfrentará a diversos fenómenos climáticos, estamos organizando la “Sociedad Civil de Emergencias”. Una organización que tendrá por objetivo reunir una mesa multidisciplinaria de expertos voluntarios para colaborar en las emergencias, ayudando con rigor técnico y científico en las áreas de su especialidad.
Si hay algo que no se debe dar durante las emergencias es la improvisación. Vean lo que ocurrió durante las primeras horas del Cambray II, cuando se le ordenó al personal “irse a dormir a sus casas durante las 24 horas del incidente, contraviniendo así una norma internacional, según la cual: “Las primeras 72 horas son las críticas”, todo esfuerzo de rescate debe darse con mayor intensidad durante ese período, durante el cual aún puede haber sobrevivientes.
La “Sociedad Civil de Emergencias” ofrecerá cursos de capacitación en diversas disciplinas, dictadas por expertos certificados a nacionales, de tal suerte que estos, a su vez, puedan hacer lo mismo. El objetivo es mantener un alto estándar de respeto a los protocolos internacionales.
La Conred ya cuenta con un protocolo, con la finalidad de proteger a la población, previniendo daños, proporcionando ayuda oportuna y adecuada, y asegurando su rehabilitación en caso de desastres o calamidades de toda índole, cualesquiera
sea su origen.
Lo que la Conred requiere con absoluta prioridad es que no la politicen obligando a sus directores de turno a emplear bajo presión a los “recomendados hueseros” de la administración de turno, como aconteció con la vicepresidenta Baldetti.
El director Maldonado, quien dicho sea de paso es un profesional muy capaz, debe despedir a esos parásitos y reponerlos con personal técnico idóneo. El director Maldonado se ha enfrentado a la burocracia clientelar y en no pocas ocasiones su presupuesto ha sido manoseado por sus superiores, restándole valiosos e indispensables recursos.
La Mesa Nacional de Diálogo en Gestión para la Reducción de Riesgo a los Desastres debe activarse, para mantener una sana crítica y evaluación constante. Su razón de ser es que se alcancen los objetivos específicos dentro de un foro abierto para “analizar teóricamente la gestión del riesgo”, ampliando a otros sectores del gobierno y de la sociedad civil que se relacionan con propuestas específicas”.
En su momento estaremos llamando a profesionales y técnicos voluntarios que deseen integrarse a este esfuerzo de responsabilidad ciudadana.
Oremos para que no continúen las lluvias.
alfredkalt@gmail.com