MACROSCOPIO

La interminable revolución

Humberto Preti

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Esta semana, en el Diario ABC de España leí un atinado artículo del columnista Jaime González.

Dice el autor: “¿Qué extraña pulsión o arrebato mental lleva a muchos a condenar la represión y el asesinato perpetrados por dictadores de derecha y, sin embargo, les impulsa a justificar la represión y el asesinato que cometen los dictadores de izquierda?” Y es que esa es una realidad que no cesa de existir, todo aquel que no sea comunista , que se quiera reelegir y seguir en el poder, es atacado, por violaciones a los derechos humanos, por ser antidemocrático, es condenado por las diferentes organizaciones, como ONU, OEA, la comisión internacional de Justicia, la Corte Interamericana de Derechos Humanos; en fin, por todas aquellas organizaciones que han sido cooptadas por la izquierda y que continuamente están vigilando a los regímenes que no son de su gusto o línea de pensamiento. Para el comunismo, la revolución tiene un comienzo temporal, pero como se encuadra en un largo proceso histórico, material y social, no termina nunca.

Por ejemplo, para ellos y para muchos líderes de países encabezados por la izquierda, Fidel Castro no fue un dictador, sino un revolucionario. Este calificativo le dio patente de corso para perseguir, encarcelar y asesinar a cuanto opositor surgiera en la isla, pero esto para los izquierdistas es absolutamente justificable, así como el hecho de haberse mantenido sesenta años en el poder, pero ellos se hacen llamar demócratas, epíteto que siempre estuvo presente en los interminables discursos de Fidel, así como en Radio Habana y el Periódico único, el Granma. Cuba solo ha ratificado un convenio de la Organización Internacional del Trabajo y es el que se refiere al trabajo infantil, los convenios sobre igualdad de salarios, libertad sindical y discriminación no son de su interés, y sin embargo los comunistas aplauden esta política de represión y escarnio. El futuro de Cuba permanece fincado en el pasado. Como podemos ver, la mayoría de las dictaduras que existen en el mundo son de izquierdas, Cuba, Corea del Norte, China, Venezuela, Myanmar, Vietnam y media docena de países africanos. Entre estas hay algunas que el mundo no sabe nada de ellas, pues jamás han permitido observadores de derechos humanos. Allí hay tortura, pena de muerte sin juicio, presos políticos que jamás tendrán un debido proceso. En todas, las elecciones son una farsa, pero sin embargo son el ejemplo que nuestra izquierda quisiera seguir diciendo que los proyectos revolucionarios son de largo plazo y para sustituir la palabra, interminables. Los regímenes de derecha en cuanto que constituyen una gravísima amenaza, hay que combatirlos, desprestigiarlos, denunciarlos y, si es posible, derrocarlos. Castro fue en realidad el causante de muchas guerras directamente como en Angola o por medio de guerrillas que él entrenó y financió, el doble rasero totalmente descarado que las organizaciones de “Derechos Humanos” (con resultados tan nefastos como Castro) tienen el tupé de validar… y la estupidez de quienes con el silencio avalan el descaro abierto de esta inmoralidad. Y así pues hay leyes distintas para la izquierda y la derecha. ¿Qué decir de la ONU, inoperante armatoste? cuando osa rendir un minuto de silencio por el criminal Castro.

Hoy el mundo espera algunos cambios con el delfín del dictador, su hermano Raúl. Que no esperen mucho, la línea represiva y de inteligencia siempre fue dirigida por él, que por cierto ya prepara a su hijo Alejandro en la línea de sucesión, para continuar la interminable revolución.

induagro@yahoo.com

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