SI ME PERMITE

La juventud bien entendida es inicio de la madurez

|

“Educar a un joven no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía”. John Ruskin

Cuando entendemos a la juventud en su correcta dimensión debemos verla como la etapa de transición que nos permite concluir una niñez con todas sus circunstancias a pesar de lo que hemos vivido, para poder iniciar la visualización de la etapa de madurez que nos tocará vivir.

La idea de tener una eterna juventud no deja de tener una esencia de romanticismo y con lo mismo hay que darle su crédito. Pero si se sabe vivir sabiamente y correctamente, orientados por los mayores que nos rodean y los amigos que nos aprecian para no consentirnos; podemos llegar a tener una etapa en lo que hemos vivido que dará un valor agregado para nosotros el resto de la vida.

Además de los criterios expresados, la juventud tiene un perfil muy único, porque es un tiempo en el que podemos reorientar nuestra vida, si es que sabemos que es lo que queremos cambiar y por qué debemos hacerlo. Precisamente en esta etapa de la vida podemos usar la habilidad de lo flexible que podemos ser y por este medio sacar el mejor provecho para que en el futuro de la vida podamos entender que no siempre la docilidad y flexibilidad puede ser parte de nuestra personalidad.

En los años de la juventud debemos determinar criterios que nos acompañaran el resto de la vida y uno de los elementos es el hecho si habremos de ser cortoplacistas o largoplacistas. Si escogemos la primera opción nos encontraremos en el resto de la vida en un constante iniciar de las cosas y difícilmente podemos llegar a las metas que nos hubiéramos trazado en un inicio.

La ventaja que tenemos al vivir con la idea de tener largos plazos en lo que emprendemos es que descubrimos el beneficio de estar construyendo una vida que aunque los que nos rodean no lo perciban con el tiempo hemos progresado y no estamos repitiendo intereses y nuestros logros sino por el contrario alcanzamos logros que en un inicio se veían difíciles y aun inalcanzables, pero cada vez se ven más cercanos y mucho más probables en comparación al momento en que los iniciamos donde parecían imposibles.

En los años de la juventud, hay oportunidades de saber qué es lo que estamos seleccionando y por qué lo estamos haciendo, puede llegar a fortalecer nuestra personalidad y también dar sentido a largo plazo a las relaciones y las aparentes cosas que eran insignificantes en un dado tiempo llegan a ser determinantes para emprender aquello que tanto estamos buscando.

Es bueno entender que las metas claras nos libran de tener que repetir etapas del pasado que no han sido favorables y más importante, que sea un tiempo de aprendizaje que hoy se traduce en experiencia o bien simplemente razones del porque estamos haciendo lo que hacemos.

Muchos en nuestro medio hacen muchas cosas que aparentemente lucen como logros personales pero ellos no lo disfrutan de ese modo. Al observar a aquellos que cubren sus años de juventud en un silencio y una determinación a que nadie les pregunte de que hicieron y como la han pasado, podemos nosotros evitar ese tipo de vida.

Cada uno de nosotros debemos vivir de tal manera que cada paso que damos lo damos en firme y progresamos para que los años de nuestra juventud se puedan ver como algo provechoso.

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.

ARCHIVADO EN: