LA ERA DEL FAUNO

La visa como indicio

Juan Carlos Lemus @juanlemus9

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Cuando a los funcionarios de al to rango les retiran la visa estadounidense, es indicio de que están hundidos en corrupción hasta el cuello. De más estaría decir que uno se alegra, y mucho, porque es como evidenciar su probable implicación criminal dentro del Estado. Conscientes o no, ponderamos ese capítulo penalizador del sistema gringo, y lo menos que esperamos es que también se la retiren, de inmediato, a los candidatos a presidente y diputados en clara sospecha; así nos ahorrarían trabajo, pero es tarea nuestra denunciarlos, no lo olvidemos.

En una ocasión, cuando Estados Unidos a la cabeza de una coalición multinacional invadió Irak, un grupo de artistas —entre ellos Marvin Olivares— y yo, conscientes de que lo hacían por motivos económicos, y horrorizados con el bombardeo a niños y civiles que quedaban amputados, pensamos hacer una protesta. No queríamos callar frente a los intereses de empresarios comandados por George W. Bush que mintieron diciendo que limpiarían a Irak “de armas de destrucción masiva” que nunca encontraron. Tuvimos la idea de romper públicamente nuestros pasaportes visados.

El primer problema fue que el artista de la gran idea no tenía visa. Debía tramitarla antes… Y bueno, los aviones avanzaban. Las bombas “inteligentes” caían sobre almacenes de comida y refugios de gente desarmada. Así fue como nuestra protesta se apagó antes de encenderse.

A propósito, gestionar una visa a Estados Unidos es desesperante. Tortuoso. Se gasta dinero, se espera una cita incómoda para, al final, acudir con un fólder lleno de constancias que no servirán de nada. Previo a la entrevista, uno es conducido por un espacio claustrofóbico. Los guardias actúan como si de ellos dependieran los resultados. En realidad, estos policías se hallan en un limbo. No conocen ni qué cuidan ni qué hay adentro de la primera mazmorra. Son parte de esa cosificación donde cualquiera es criminal hasta que se pruebe lo contrario.

Toda vez que visito ese país pienso que de nada habría servido quemar las barcas. Bush merece la cárcel y anda tranquilo por el mundo. Protestas hay que no consiguen nada. Pero, en la actualidad, nos encontramos en el renacimiento de la protesta en Guatemala. Nuestro país despierta. No debemos retroceder. Salimos con nuestros carteles, gritamos con fuerza y convicción. Con esperanza.

Llegó la hora de poner alto a la corrupción. Es momento de exigir que se cambie la Ley Electoral y de Partidos Políticos. Sin esto, nada cambiará. Es más urgente que la renuncia de quien sea, pues en tanto se siga eligiendo entre la misma cloaca, haya tránsfugas y financiamiento oscuro, volveremos a lo mismo. Es hora de protestar en forma pacífica pero exigente. Por mi parte, no volveré a repetir que “por menos de eso, en otros países los gobernantes ya habrían renunciado”, porque por menos de eso en otros países el pueblo ya habría tomado la plaza entera, día y noche, por semanas hasta que salieran. ¡Acudamos hoy por la tarde!

#RenunciaYa

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