CON NOMBRE PROPIO

La visita incómoda

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Vino el vicepresidente de los Estados Unidos y habló a los países del triángulo norte de Centroamérica. En dos platos, señaló que el sistema republicano debía funcionar y que los sistemas de justicia no estaban a la altura de las exigencias.

Vienen algunos con inusitado nacionalismo a exigir que el Imperio no se meta en nuestros asuntos, pero son los mismos que aplauden, cuando les conviene, que delitos de lesa humanidad queden en la impunidad, así que sabemos que les molestan las fibras sensibles. El tema es sistémico y las relaciones internacionales también lo son. No puede haber jamás una defensa real de los intereses de cada país si los sistemas constitucionales son quimeras.

El flagelo del narcotráfico nos golpea de la manera más cruel, la mexicanización de Centroamérica es notoria y el gran consumidor son los E.U.A, no hay duda de eso, pero que ese sea el contexto jamás nos exculpa de la cultura letárgica para realizar reformas sustanciales.

Los abusos desde el poder (en todos sus ámbitos) son más evidentes y las “interpretaciones” casuísticas y abusivas de nuestra constitución, por parte de quienes mandan, más escandalosas. Un país no puede funcionar como lo hemos hecho. Esto se dice en análisis y consultorías, columnas de opinión y manifestaciones (a las legítimas me refiero), pero los políticos viven en su burbuja.

Los Estados Unidos presentan un plan para tres países. Si es o no mucha plata, no es cuestión de esta columna, el tema es que es un esfuerzo para dar un empujón a verdaderos procesos de reforma institucional, y como reforma no se debe entender solo la reforma constitucional que en tarima anuncian los políticos sin sustancia. La reforma a la justicia empieza por un cambio, por ejemplo, del Colegio de Abogados, quien es un gran responsable de la debacle actual o una Academia que baila al son que le toque el poder (como lo hace el actual rector de la Usac y su antecesor).

El punto focal es que no podemos seguir con la migración que tenemos, no podemos mantener las condiciones para la niñez y la mujer en los mismos términos y tampoco podemos jugar con una precaria paz. Debemos innovar y crear verdaderas oportunidades de desarrollo para todos, sin importar quiénes sean los gestores del gobierno, el país es más que lo que ocurre en cuatro años y lo ideal es que lo hagamos solos, pero es evidente que no hay voluntad para ello.

El Salvador y Guatemala tuvieron cruentas guerras. Honduras tiene números sociales más críticos que los nuestros, el pasado nos condena, pero por lo menos debemos tener las agallas suficientes para ver una verdadera oportunidad de cambio y aprovechar que la visita del vicepresidente Biden sí molestó a más de alguno de los que procuran impunidad, y eso es bueno. Si les molesta es porque algo puede cambiar Guatemala y estas ventanas debemos aprovechar.

ESCRITO POR:

Alejandro Balsells Conde

Abogado y notario, egresado de la Universidad Rafael Landívar y catedrático de Derecho Constitucional en dicha casa de estudios. Ha sido consultor de entidades nacionales e internacionales, y ejerce el derecho.