CATALEJO

Las élites: parte del subdesarrollo

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Guatemala un país donde las élites son subdesarrolladas. Son numerosas, alcanzan a todos los sectores de la sociedad, y muchas veces se forman debido precisamente al lacerante subdesarrollo generalizado y por eso hay élites dentro de las élites. Se tiene la tendencia a aplicar el término solamente al campo de la economía, del dinero y de temas concatenados, pero no es así. Por ejemplo, en el campo de la educación, ser alfabeto, es pertenecer a una élite, como lo es haber terminado la secundaria, ser universitario, haberse graduado, tener un postgrado y no digamos un doctorado. Todo porque la mayoría de la población es analfabeta. También pertenece a una élite quien posee casa propia tiene agua caliente, vive en la capital, posee automóvil, aunque sea un pichirilo…

El problema se complica cuando en una persona es entrecruzan la pertenencia de varias élites: ser capitalino, tener casa propia, haber estudiado en colegio privado, poseer carro comprado nuevo, haber viajado fuera del país, por la Europa, etcétera. La lista es enorme y su número aumenta cuando uno se pregunta si alguna de las actividades o realidades propias la puede hacer más del 50% de los guatemaltecos. Pero también hay élites integradas por personas no capaces, por lo cual el resultado de sus errores y sus malas acciones afectan al país. El ejemplo claro es el futbol: la incapacidad, en general, de la élite de sus dirigentes es la causa por la cual Guatemala está suspendida de la FIFA. Es producto de la mezcla de corrupción interna en el ambiente futbolístico.

El subdesarrollo, a su vez, se afianza cuando ciertas élites están integradas por personas sin una visión general de la realidad, incapaces de medir consecuencias de sus decisiones y actos. Por ello, la totalidad de decisiones tomadas con el fin de beneficiar a la mayoría de los ciudadanos, tienen efecto contraproducente. Es el caso de haber facilitado la creación de partidos, por lo cual éstos en realidad desaparecieron como instituciones válidas, al convertirse en burdas agrupaciones tribales sin representación alguna, y con el fin de canalizar el pillaje del país. Ello explica la llegada de la totalidad de presidentes desde 1986, con las excepciones de Cerezo en 1986 porque su partido tenía bases ideológicas y de De León Carpio, porque fue un gobierno de transición.

En el campo económico, la élite más poderosa no quiso o no tuvo la capacidad de pensar a mediano y largo plazos. Sus presiones tienen eminentemente fines cortoplacistas, para mantener en muchos casos un status quo cuyo cambio o alteración en el rumbo eran fundamentales. Ahora, las presiones internacionales representadas por la CICIG son motivo de rechazo y temor. En lo ideológico, la élite de la “derecha” y de la “izquierda” se parecen en su anacronismo, en la simplicidad de un pensamiento muchas veces superado en el resto de los países tercermundistas de otros continentes y de América Latina. El subdesarrollo de los dirigentes resulta patético, y todo ello es una de las causas del desinterés de los adultos jóvenes, quienes ven el mundo de distinta manera porque el mundo es distinto.

El proceso de eliminación del subdesarrollo incluye y se debe iniciar con la toma de conciencia de las élites de la permanencia de sus privilegios. Pero ello implica la decisión individual de hacer el esfuerzo. El privilegio de invadir tierras impunemente es tan nocivo como el de no tomar en cuenta los puntos de vista de quienes rechazan los beneficios de obras como las carreteras, o hidroeléctricas. El concepto de libertad sin unos límites claros preestablecidos, lleva al libertinaje y siembra la desconfianza, uno de cuyos efectos es la ausencia de inversión. Estos criterios no deben ser motivo de discusión, sino ésta debe centrarse a cómo realizarlos. Esta realidad tiende a ser más clara cuando se encuentra fuera del país, como es mi caso ahora, y por eso se repite en uno mismo la pregunta de por qué las élites guatemaltecas son un elemento del subdesarrollo.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.

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