ESCENARIO DE VIDA

Marta Pilón de Pacheco se nos fue

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¿Por qué le duele tanto al gremio ambiental que se haya ido a otra existencia Marta Pilón de Pacheco? Quizá porque ha sido una mujer luchadora, admirable y auténtica en pro del medio ambiente, y con la añoranza de lograr que los guatemaltecos nos comprometamos a ser más amorosos con la Madre Tierra. Para nosotros ella se convirtió en un ícono y un peldaño para seguir caminando con su sabiduría y su excelente participación que deja historia.

Doña Martita, como muchos le dijimos por cariño, fue fundadora y miembro de diversas asociaciones culturales y ambientales. Entre ellas, Asorema, la Mesa Redonda Panamericana, la Asociación de Escritores y Amigos del Libro Nacional, la Asociación Guatemalteca Pro Defensa del Medio Ambiente y la Asociación de Intérpretes y Traductores, y participó en el Foro Verde y en la creación del primer Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Para mí fue un honor tratarla y conocerla un poco más allá del plano superficial. Siempre fue muy sincera, cariñosa y llena de ideas para mejorar nuestro ambiente, nuestra Guatemala y nuestro Planeta. Ella se inició como voluntaria en 1961 promoviendo por vez primera el tema ambiental, hasta convertirlo en algo transcendental. Doña Martita escribió libros como, Con las Manos Vacías, poema 1961; SOS, Guatemala se envenena, investigación de denuncia 1964; Miguel Ángel Asturias, su vida y obra, 1968; El Hermano Pedro, Santo de Guatemala, 1974; Una forma legal, factible y pacífica de recuperar Belice, tesis 1981; La crisis tiene solución, 1985; La Intercesión, Arma de Dios, 1987; Qué puedo hacer yo por el Medio Ambiente, 1994; Agua para Vivir, 1999, entre muchos otros escritos.

¿Qué más podemos decir de esta gran mujer? Fue concejal municipal de la Ciudad de Guatemala de 1979 a 1983, creadora de la Oficina Municipal del Medio Ambiente y de los Reglamentos y Ordenanzas Ambientales. En el área de legislación ambiental es co-autora de la Ley de Protección y Mejoramiento del Medio Ambiente y de 19 Reglamentos y signataria en representación de Guatemala de varios Convenios y Tratados Internacionales.

En 1981, el Consejo Superior Universitario de la Universidad San Carlos de Guatemala (USAC), por unanimidad de sus 44 miembros, le otorgó el grado de EMERETTISSIMUM, por su labor ambientalista en beneficio de la Universidad y del país. Fue la primera y única vez en 300 años que la Universidad en pleno ha otorgado a una persona esta distinción por la labor ambiental.

El 8 de junio de 1994, recibió del Gobierno de Guatemala la Medalla Presidencial (máxima condecoración nacional). El 30 de junio de 1995 recibió el Premio Interamericano del Medio Ambiente otorgado por única y primera vez a la fecha, por la OEA, de entre 70 candidaturas de todos los países del Continente Americano. Fue también nominada por el Gobierno al Premio Mundial Sasakawa, equivalente al Nobel en medio ambiente. Las más de 60 medallas y premios que le fueron otorgados son testimonio de su vida.

En su funeral se leyó un poema que parcialmente dice así: “Hijos de mi alma. No lloren más porque ya no esté aquí. Yo no he muerto, solamente soy libre, soy feliz. Ya nada me molesta. No me hace temblar el frío, ni me sofoca el calor. Ahora estoy en los jardines de Dios con ángeles rodeándome. Soy lucero que brilla en el firmamento, flor que perfuma el día; pajarito cantor que endulza cada amanecer. Hoy soy así”. Mis respetos a su esposo Don Guillermo y a sus hijos. Mi admiración a una mujer que nunca olvidaré.

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