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Navidad ayer y hoy

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No cabe duda de que las tradiciones navideñas han cambiado mucho en las últimas décadas, el bombardeo publicitario que se recibe desde principios de noviembre  ¡es impresionante! Cada día esta fecha se convierte en un evento más comercial que espiritual. Las tiendas aumentan exponencialmente sus ventas y los clientes gastan hasta lo que no tienen, endeudándose para comprar regalos, decorar y todo lo que requiere hoy esta celebración; porque las exigencias de la sociedad son cada vez más altas.

¿Quién no recuerda con melancolía aquellas navidades? cuando lo más importante era compartir con la familia, sentados frente al árbol, esperar las 12 quemando estrellitas, la rica cena de Nochebuena, que no era tan sofisticada; el exquisito tamal y ponche de frutas tenían el componente del amor. Con qué ansiedad esperaban los niños su regalo que tal vez era un juguete al año. En aquellos tiempos no había centros comerciales, todo el comercio estaba concentrado en la zona 1.

No podía faltar una reflexión sobre el nacimiento de Jesús y una oración antes de cenar, en la cual los pequeños entendían el motivo de la celebración. La Navidad de antaño era algo más significativo y humano. Las familias estaban más unidas e integradas y los niños entendían cuando sus padres no podían comprarles un regalo, y no reclamaban ni exigían nada. Antes la vida era más simple, no importaba tanto la marca de la ropa, ir al salón de belleza o competir con los demás para tener lo mejor. Lo importante era que ese regalito que se recibía provenía de un dinero ganado con el trabajo honesto de nuestros padres. Tristemente, hoy ya no le importa a nadie de dónde viene el dinero, lo importante es tener carros de lujo, ropa cara, joyas, viajes, gastar todos los días sin límite y demostrar a los demás el poder a través del dinero.

Sin duda que el significado de la Navidad ha cambiado, algunas gratas costumbres y sentimientos fundamentales han desaparecido, pero sobre todo lo poco que se habla de Jesús en estos días.

Navidad hoy es concepto multidimensional que está relacionado con el aspecto comercial, tradiciones religiosas y costumbres emuladas de diferentes países. Los cuentos de Navidad que inundan ahora Netflix ofrecen un entretenimiento light al estilo Hollywood, con simpáticas historias de fantasía, poco profundas que representan la manera de pensar de este nuevo mundo superficial en el que vivimos.

Qué va del argumento de aquel cuento de Navidad titulado Qué bello es vivir, un clásico de esta época, la cinta estadounidense de Frank Capra —1946—. Esta joya del cine es la película que más se ha transmitido en todo el mundo durante las fechas navideñas y no pasa de moda, es imposible no verla sin llorar, su argumento toca las fibras más humanas que se puede imaginar.

Todo evoluciona en este mundo y las formas cambian, pero cuando cambia el fondo de las cosas debemos preocuparnos en serio. El ser humano se está olvidando de los valores elementales que han mantenido en pie al mundo, y sin ellos nos destruiremos pronto.

Por ello es muy importante meditar hoy sobre su propia vida, no desperdiciar ningún instante. Intente ser bueno y amable con los demás, cualquier persona que Dios le pone en su camino es una oportunidad para ser noble y caritativo. Piense que usted podría hacer feliz a alguien con tan solo brindarle una sonrisa. De esta manera podría iluminar la vida y el camino de otros, como seguramente alguien iluminó el suyo un día. Haga usted la diferencia en un mundo tan cruel, superficial y materialista como el que vivimos hoy, donde como dijo Jesús hace dos mil años: “Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.” ¡Feliz Navidad a todos!

ESCRITO POR:

Brenda Sanchinelli

MSc. en Relaciones Internacionales e Imagen Pública. Periodista, experta en Etiqueta. Dama de la Estrella de Italia. Foodie, apasionada por la buena mesa, compartiendo mis experiencias en las redes.