ECLIPSE
No es conspiración
Negarlo es necedad, cinismo y desvergüenza. El sistema político no sólo es disfuncional, inoperante, perverso, sino que corrupto, que es lo peor. Tanto que nos habíamos quejado, hablado y criticado, en privado y en público y no pasaba nada, hasta que el comisionado Iván Velásquez, de una Cicig que ahora sí se ha dedicado a lo que su mandato le impone, empeñándose en el combate a la impunidad, la corrupción, así como en develar y denunciar las redes criminales que han espoliado al Estado, estafado la democracia y robado a la sociedad, está haciendo su trabajo a conciencia.
La Cicig es un ejemplo de que no son las instituciones, las leyes, los reglamentos lo determinante; el objetivo por el que fue solicitada ha sido el mismo, pero los resultados que hoy vemos son muy diferentes a lo que lograron sus antecesores. Son las personas, su compromiso y su actitud lo que hace la diferencia.
Varios juristas han externado su opinión en esta crisis, sosteniendo que si la Constitución Política de la República y el cuerpo legal hoy cuestionado se hubiera cumplido a cabalidad, no se habría degenerado el sistema. Y como entre abogados es normal que haya divergencias, otros consideran que es insuficiente el contenido de esas leyes y que la Constitución ya no responde a las necesidades de la sociedad, que urge modificarla para adecuar su contenido a las exigencias de una sociedad ya cansada de tanto engaño, discriminación y exclusión.
Es casi unánime la opinión que hay leyes, como la Electoral y de Partidos Políticos, cuya reforma es indispensable; la propuesta del Tribunal Supremo Electoral, aunque su contenido no es compartido por todos, ha recibido el aval de la mayoría. La presión hacia el Congreso ha logrado que por lo menos se mantenga en agenda, aun cuando ahora se haya enviado a una Comisión en donde ya se anunció que se revisará y modificará. Si los diputados están conscientes del momento político, no se atreverán a manosear la propuesta. Ya están suficientemente evidenciados como para atraer más animadversión.
El reciente estudio presentado por el señor Velásquez sobre el financiamiento de la política nos ha generado una sensación que casi habíamos olvidado. Se puede hablar directamente, con seriedad y con fundamento. Se pueden hacer señalamientos razonados sin importar rangos sociales o políticos. Hay posibilidades de pararse enfrente y hacer una acusación cimentada en hechos, datos y pruebas. Tenemos todavía la oportunidad de limpiar la podredumbre, pues ya aceptamos que estamos al borde del desahucio y necesitamos sobrevivir.
En muy poco tiempo tenemos ante nuestros ojos el reflejo de lo que habíamos construido con nuestra complicidad pues, aunque algunos hicieron mucho, los logros fueron escasos. La Cicig seguirá profundizando las investigaciones, documentando los casos para llevarlos a sentencia y lograr las condenas en aquellos que lo ameriten, dará continuidad a la búsqueda de los mafiosos y de las redes y los criminales, preocupa que sea insuficiente la capacidad del sistema carcelario para dar cabida a tanto detenido.
El sistema de justicia también estará en la picota, deberá reivindicarse aplicando la justicia de manera pronta y cumplida, tal vez abona así a la deuda que nos tiene. Las fuerzas de seguridad tendrán un enorme reto pues ya hay tambores de guerra. Líder no acepta las acciones judiciales en contra de sus militantes y anunció una masiva movilización.
Es la hora de las definiciones. Seguimos como estábamos o luchamos por el cambio.
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