SI ME PERMITE

Oratoria que no comunica

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La estructuración y armonía de las ideas pueden arrancar aplausos porque se está elaborando con una habilidad artística y armoniosa alguna idea que la gente quiere oír y que alguien supo utilizar las palabras necesarias para que alguien admire lo adecuado que ha oído.

¡Cuidado! Lo que se ha dicho bajo ninguna argumentación está obligado a ser una verdad, pero con el modo que se está elaborando no solo concluye con una admiración sino también con una persuasión, al extremo de que cuando el tiempo transcurre, uno empieza a cultivar la decepción, al punto de que se siente estafado porque dio crédito a algo por la estructura de la oratoria y no de la argumentación lógica, posible y válida.

Lamentablemente cuando vienen tiempos de las campañas políticas estamos expuestos a discursos repetitivos que lejos de educarnos solo se nos pegan las frases o los dichos para hacer de ellos bromas o simplemente entretenernos.

Y solo con recordar los años pasados o las campañas pasadas fácilmente las promesas que uno escucha pesa la falta de credibilidad por más que uno quisiera darle el beneficio de la duda.

Los que toman el tiempo de estudiar nuestra historia nos recuerdan que estamos repitiendo una vez más vivencias que pueden llevarnos a conclusiones idénticas a las anteriores que ya hemos vivido, por más que nos digan lo contrario.

La cuestión de fondo es cómo manejar esta realidad para cumplir nuestro deber ciudadano, la tarea cívica que nos corresponde como individuos y con todo eso no caer en la trampa de la que tan fácil hemos sido víctimas.

En primer lugar, debemos ser realistas si lo que estamos oyendo puede ser una cosa posible en nuestra Guatemala, en las condiciones que se encuentra y si su gente puede llegar a hacer un hecho lo que se presenta. Porque si fuera posible, la próxima pregunta que nos debemos hacer es quiénes son estos personajes, qué capacidad tienen para hacerlo y si hay evidencias en el pasado de alguna prueba para poder creer.

Claro está que cuando uno es niño, con palabras suaves y tal vez con un dulce en la mano me convencen de que cualquier cosa es posible, al punto de hacerme creer que estoy viviendo en un mundo de hadas. Y solamente unas horas después despertar a la realidad que eso no era ni la verdad ni mucho menos el plan probable al cual estaba esperanzado.

A la luz del argumento anterior, debemos analizar cuánta madurez hemos ido adquiriendo en la vida para no repetir sinsabores que han dejado frustración y apatía para cumplir con el deber que la patria nos impone más allá de la oratoria de aquellos que están pidiendo nuestro voto.

Un argumento que nos puede ayudar para tener un panorama en blanco y negro cuando nos pinten matices fantasiosos con su oratoria con tal que tengan nuestro voto, es pensar en nuestros hijos, el futuro de ellos y con nuestro apoyo y aceptación de lo que nos dicen sea el daño o beneficio finalmente los nuestros lo estarán viviendo ellos en el día de mañana.

Si podemos analizar, cuestionar y evaluar nuestro voto para que el mañana sea mejor, bien valió todo el esfuerzo y poco importa la opinión de terceros por nuestra postura.

Tome tiempo, no se apure, investigue y cuando se decida, sea la opción más patriótica, no porque sea la más popular, sino la más responsable en la medida de su entendimiento.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.