Puede afirmarse con certeza que el término prevé en su formación de un aislamiento comunitario para entender dentro de los homininos de la cual el único superviviente es el ser humano actual. Ese aislamiento está relacionado lingüísticamente con el nombre de Egipto, cuya etimología significa dos fronteras. El estar aislado de pueblos cercanos debido a su geografía, que la sitúa entre zonas desérticas, permite superficialmente una teocracia faraónica unida a una de las siete maravillas del mundo antiguo, la gran esfinge de Guiza, sobre la cual hay mitos y leyendas.

Es en Egipto donde ese aislamiento produce un particular comportamiento no asociado a extranjerismos. Tanto la comunidad como la familia, y específicamente la mujer, tiene un papel decisivo en la conservación de la vida comunitaria.

El aislarse como persona para llevar una vida eremítica es muy distinto de aislarse dentro de una sociedad. Democracia para los guatemaltecos, sin que precise una renuncia a las normas de recto comportamiento si implica un método de pensamiento que integra a todos los actores sociales con criterios y directrices caracterizadas por su unicidad y no por la equiparación semántica del término dentro del ordenamiento jurídico guatemalteco. La confrontación en un territorio tan pequeño de diversas tradiciones ad intra y ad extra en el sentido de lo nuestro y lo ajeno que viene de otras latitudes y modos de pensar.

Los guatemaltecos entienden el horizonte de nuestro tiempo. A pesar de todas las controversias de las últimas semanas, hay un consenso que se teje teórica y prácticamente para construir un todo sistemático y coherente. Los conflictos clásicos de Guatemala no son resultado de cambios drásticos como el 30 de junio de 1871 o el del 20 de octubre de 1944. Tampoco los gobiernos entre 1944 y 1954 deben ser concebidos como una primavera democrática, que hoy manifiesta sus consecuencias en letra muerta que sume a los guatemaltecos a pesar del esfuerzo e ingenio en salarios mínimos, negocios de hambre, que favorecen a todo aquel que se apega al Derecho pero que destruye a la mayoría en cuanto a su libertad para ordenar su vida fuera de ese ordenamiento jurídico estatista.

Por otra parte, la economía informal, el flujo de personas, el comportamiento de las cooperativas prevén la base sobre la cual la democracia escindida en el individuo se esconde y aísla de los vejámenes cometidos por la arbitrariedad del Estado y los representantes de ese manifiesto llamado Constitución, o la serie de elementos impuestos como las tres superintendencias, tanto de Bancos como de Comunicación y Administración Tributaria, unificadas a través de un Registro Nacional de las Personas.

Ese fenómeno que se viralizó alrededor del mundo, de las marchas y protestas, bloqueos y luchas de contrapesos, solo escondió más del ojo público la verdadera naturaleza de la democracia en Guatemala, cuyo carácter no-íntegro para la Organización de Estados Americanos y la Organización de Naciones Unidas representa un signo en el monumento a los pueblos indígenas realizado por Rafael Pérez de León, en cuya base se lee: “Etal guague cuxlataj rech chiquzhuach huinac e ral uleu sach elesac chupam rumal chomabal ajaup ki kat tzij No. 1995”. El mismo texto, en español, dice “Este monumento perpetúa la gratitud de la raza indígena liberada por el Decreto Legislativo No. 1995”″.
Este monumento está en el bulevar Justo Rufino Barrios, que las fuerzas espurias de estados democráticos llamaran bulevar Liberación. Tiene 22 columnas que representam a los 22 departamentos de Guatemala, erigido en 1943, en época del presidente Jorge Ubico Castañeda, que aísla la democracia guatemalteca del comportamiento de las cortes, el honorable Congreso de la República, el Ejecutivo y demás instituciones actuales del país que ni por rebote entienden la semiología de la palabra.