LA BUENA NOTICIA
“Rehabilitar la política”
El quehacer político partidista en nuestro país quedó al descubierto, en su perversidad y podredumbre, por la Cicig, dejando en la ciudadanía una experiencia de ira e indignación, desencanto y frustración. Y no es para menos, pues la clase política de los últimos 30 años traicionó a la población, desde el nivel municipal hasta el organismo ejecutivo, pasando por el Congreso, la máxima expresión de desfachatez; definitivamente perdió toda credibilidad, con sus honradas y poquísimas excepciones.
Hicieron fracasar el pacto social que refrendamos en 1985, el que ni con los Acuerdos de Paz logramos levantar, por causa de su ineptitud y poco amor patrio, aunado a la complicidad de las elites económicas miopes y sin alma que siguen creyendo que Guatemala es su finca. Todos infectados por el virus de una ambición insaciable.
A pesar del panorama sombrío que tenemos, con su secuela de sufrimiento y muerte en una población cada vez más empobrecida y abandonada por sus autoridades, “como ovejas sin pastor”, anota el evangelio de este domingo, hay suficientes motivos para la esperanza. Lo vemos en la gente que está saliendo a las calles y en los nuevos liderazgos que están emergiendo, en los que se percibe una mentalidad diferente y compromiso por darle un rumbo distinto al país, se aprecia un sentido crítico y actitud propositiva, de modo que el desafío para impulsar un proceso de “recrear la política”, es posible.
El papa Francisco, en una entrevista televisada que le hace el periodista portugués Henrique Cymerman, corresponsal en Oriente Medio, (13 de Junio ??de 2014), plantea la urgencia de “rehabilitar la política”, evocando el título de una declaración de los obispos francés, del año 1999. Esta es precisamente la urgente tarea que tenemos en Guatemala: repensar la política, de modo que tenga como meta el “Buen Vivir” de todos sin exclusión, como método la solidaridad, como estrategia la participación ciudadana y como criterio fundamental la justicia. Solo así podremos redescubrir que la política es el mejor medio para organizar razonable y justamente la convivencia en la ciudadanía y encaminar a los pueblos hacia un desarrollo integral y sostenible.
En esa misma entrevista afirma el Papa que “la política es una de las formas más elevadas del amor, de la caridad cristiana, porque lleva al bien común, y una persona que, pudiendo hacerlo no se involucra en política por el bien común se guía por el egoísmo, así como quien usa la política para el bien propio incurre en corrupción”.
Por tanto, “rehabilitar la política” es una cuestión impostergable ante la corrupción que contaminó, como “llaga putrefacta”, hasta la raíz la institucionalidad del país, dejándonos un organismo Ejecutivo en trapos de cucaracha, un poder Legislativo que parece la cueva de Ali Babá y sus 40 mil ladrones, y un sistema Judicial como cloaca que no logra procesar con inmediatez toda la porquería que le llega de los políticos corruptos. Ojalá que los nuevos liderazgos orienten sus esfuerzos para poner en práctica una relación activa entre gestión política y la vida cotidiana de los ciudadanos.
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