ECLIPSE
Se consumó otra etapa
Lo que se esperaba, ocurrió. Una fase más de la investigación produjo la captura de la ex vicepresidenta Baldetti, noticia ansiada debido a que se le señala de ser una de las artífices de la corrupción, del descalabro en que quedó el gobierno del partido que ella contribuyó a construir y a destruir y, de paso, de la situación de inestabilidad política existente.
Este es un claro mensaje de lo que a partir de ahora ocurrirá a quienes intenten estafar la democracia, saquear el Estado, realizar negocios a su amparo, enriquecerse ilícitamente, aliarse con las mafias y, en general, cometer ilícitos en la función pública. Ojalá también se dirija a la sociedad civil, donde se incurre en ilegalidades.
La Cicig y el MP dan otro golpe de mano a la estructura que, desde espacios de poder, despojó a la población de recursos necesarios para la inversión pública de interés social. Faltan más, especialmente su principal operador político, Juan Carlos Monzón, desaparecido misteriosamente y cuyo paradero ha dado lugar a especulaciones que contemplan la probabilidad de su muerte. En esto el Ministerio de Gobernación tiene gran responsabilidad por el retardo y la negligencia manifiesta en su localización.
La hoy encausada es acusada de delitos como asociación ilícita, cohecho y caso especial de defraudación aduanera, por los que guardan prisión por lo menos 20 personas de la gavilla que provocó enormes pérdidas al erario nacional. Quedan pendientes muchos de los implicados, especialmente los empresarios que participaron de los beneficios del delito y que aún no han sido ni siquiera mencionados por su nombre. Pocos fueron los capturados.
Baldetti cometió, además de delitos, demasiados errores políticos que en otras circunstancias hubieran pasado desapercibidos o se hubieran ocultado, sobre todo porque era un poder reconocido por la cantidad de votos que recibió, pero también autoritario, con un estilo que le provocó anticuerpos, principalmente en las altas esferas del gobierno que resentían la forma en que se giraban las órdenes, algunas manifiestamente ilegales. Algunos funcionarios debieron dejar sus cargos antes de acatarlas, otros se subordinaron.
Ella es una de las cabezas que la población informada ha reclamado desde que se revelaron los reiterados escándalos vinculados en su entorno y que hoy está a disposición de la justicia. Era imposible que hubiese ocurrido tanto desmán sin su participación, ya que su estilo de liderazgo obligaba a que se le informara de todo y porque su desmedida ambición acabó con su prestigio, su carrera y con su vida pública, afectando a su entorno familiar, que seguramente es lo que más resiente.
Y no se trata de hacer leña del árbol caído, debemos ubicar en su justa dimensión las acciones de cada uno de los involucrados en todas estas revelaciones.
El presidente, que tiene los mismos señalamientos que ella, debe someterse voluntariamente a la justicia para dilucidar su situación, que es sumamente delicada, ya no es una denuncia basada en publicaciones de prensa, ya se informó de la cantidad de indicios que supuestamente lo implican.
En el escenario público hay señalados, procesados o antejuiciados y algunos que se han cobijado en el silencio de sus fechorías, pero también van a ser descubiertos.
En los anteriores gobiernos, los corruptos se salvaron pues no hubo Cicig que los investigara y gozaron de impunidad en una sociedad que se hizo la disimulada ante el poderío del dinero. La política no debe tener como fin la riqueza (Mujica).
iliaalamilla@gmail.com