MIRADOR
Señalo y acuso
Señor Baldizón, desde aquella única vez que a requerimiento nuestro nos reunimos con usted y otras personas, porque nos dijeron que afirmó que “nos mataría o sacaría del país” si ganaba las elecciones 2011, parece haberse tomado muy en serio eso de señalar, perseguir y amedrentar, aunque lo negara entonces.
Usted quiere ser Presidente a toda costa, sin importar el precio, y aunque émulo de Sinatra, no admite que las cosas no siempre se hacen a su manera. Mal copió una dizque tesis doctoral y plagió varios libros; evidenciaron cómo conformó un emporio de medios cuyo fin es desprestigiar a quienes le dicen las cosas en la cara o hablan de usted sin ser de su agrado, y publicaron un informe sicológico que deja claro lo errático y peligroso de su conducta, entre otras cosas. Se dice empresario, pero se desconoce en qué trabaja o cuál es su patrimonio ni de dónde salen los cientos de millones que lleva gastados en sus campañas. Viaja en helicópteros último modelo, con guardaespaldas que portan armas de uso exclusivo de fuerzas de seguridad, y lleva chaleco antibalas. ¿Vive la realidad de este país? ¿A qué o a quién le tiene tanto pánico?
No soporta que nadie afirme lo que todos saben y arremete a través de adláteres que le hacen los mandados, contra quienes hemos comentado esas cuestiones —y muchas más— sobradamente conocidas por la ciudadanía. Pretende coaccionar y ataca a quienes, como yo, han denunciado sus tropelías, abusos o desvergüenzas y es ahí donde se estrella contumazmente. Sin embargo, la gente ha perdido el miedo en el que pareciera sustentar su estrategia, por eso en las manifestaciones rechazan ese eslogan suyo de “le toca” o impiden que hable, como ocurrió en La Antigua. Además, conmigo —se lo dije una vez— se equivoca. Yo no me asusto, acobardo ni vendo, a diferencia de muchos de los que tiene alrededor. Soy libre y no callo. Nunca lo hice, cuando creí justo aquello por lo que luchaba, y porque creo que en este hermoso país que me ha acogido merece vivir mi familia, amigos y honestos ciudadanos mucho más dignamente de lo que usted y otros políticos ofrecen y representan como candidatos.
No tengo guardaespaldas ni uso chaleco blindado, así que lo señalo y responsabilizo de lo que me pueda ocurrir, por cuanto usted, sus diputados o la gente que le rodea señalan falsa e infundadamente, pero además los reto a que sean honestos y en lugar de presentar denuncias insostenibles que no ratifican o promover mensajes en pancartas a través de masas que controlan, tengan la gallardía de mostrar alguna prueba de cuanto dicen. Para no caer en lo mismo que ustedes, le hago una propuesta a usted y sus diputados, que espero no eludan. Si demuestra algún delito, por pequeño que sea, de esos que me han acusado falazmente, abandono el país. Pero si no son capaces de hacerlo entre todos —y son muchos— abandona usted la contienda electoral, por embustero. Ahí tiene el reto de un ciudadano que cuestionan agresivamente y pretenden, sin éxito, amedrentar. ¡Demuestren qué tan veraces son sus señalamientos! Ahora tienen la oportunidad de confirmar lo que difunden constantemente a través de medios manipuladores que deberían fiscalizarse, ya que sin vender ningún ejemplar o tener anuncios sobreviven financieramente porque alguien les inyecta dinero que luego querrá recuperar.
Supongo que ignorará la oferta y se refugiará tras su cortina de acero de guardaespaldas, su call center o lanzará nuevamente a sus medios. En cualquier caso, candidato, ahí tiene el desafío público para su consideración. ¡Sea valiente en eso!