SI ME PERMITE

Si podemos leer es porque fuimos enseñados

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“La creatividad es tan importante en educación como la alfabetización y deberíamos darle el mismo status”. Kent Robinson

Ayer fue el Día Internacional de la Alfabetización. Debemos entender todos nosotros, los que podemos leer y escribir, que eso se debe a que alguien se tomó el tiempo con cada uno de nosotros para ayudarnos a iniciar y acompañarnos en el proceso hasta que logramos poder leer y escribir.

Una vez que se logra aprender a leer y escribir, toda nuestra perspectiva de la vida cambia y a partir de entonces somos diferentes.

Los que pueden alcanzar semejante tarea, no solo tienen la capacidad, sino también tienen la debida vocación, la cual se interpreta como una visión de lo que se puede llegar a ser. Por esa razón son empujados a ayudar a los que tienen la limitación de no poder leer y escribir y por lo mismo se puede considerar que muestran una conducta heroica digna de imitar.

Debemos entender lo desesperante que puede llegar a ser para alguien cuando no puede leer una indicación y se siente como en un callejón sin salida.

Esto puede ser una vivencia para las personas que se encuentran en un país en el cual no se usa el alfabeto o el idioma propio y se sienten perdidas porque no pueden informarse.

En nuestro derredor tenemos muchas personas que están en igual situación, y deberíamos de alguna manera motivarlas y estimularlas para que se embarquen en esta aventura de tomar un lápiz y papel y comiencen a escribir sus primeras letras. Solamente de esta manera podrán agregar valor a sus vidas, una vez que pueden leer por sí mismas cuando tomen un documento. Una vez logrado el inicio, nos podemos sorprender de lo lejos que puedan llegar ellas y, ¿por qué no?, pueden pasarnos y alcanzar mucho más de lo que nosotros hemos logrado.

Es entendible que sin el elemento de la voluntad es imposible caminar esta aventura, pero los que leemos podemos ser proactivos para ayudarlos antes que discriminarlos y dejarlos a un lado.

Esta tarea, sin lugar a dudas, es de ambas partes, tanto de aquel que deberá aprender como de aquel que se tomará el tiempo para enseñar. La figura que más ilustra esto es como quien no tiene apetito para comer y por más que ve la comida no hay modo, pero cuando ve a otros comiendo con tanto agrado, cuando menos se da cuenta está participando y comiendo lo que otros comen.

Posiblemente muchos de nosotros no tenemos la facilidad o habilidad de poder alfabetizar a un adulto, pero podemos hacer la parte más difícil, que es la de motivar para despertar el interés de aprender, y cuando eso se ha logrado seguramente podemos ver quiénes tienen esa facilidad pedagógica en hacer la parte inicial de la lectura y escritura, pero nosotros, al menos, hemos encendido la chispa necesaria para el inicio.

Si percibiéramos lo valioso que es que cada uno de nosotros pudiera tomarse la tarea de estimular a alguien en el inicio de esta aventura, podríamos asegurar que nuestra sociedad tendría un diferente perfil y la autoestima y dignidad de nuestros conciudadanos cambiaría y, por lo tanto, nuestra patria sería otra.

Esto no es de iniciarlo como proyecto faraónico, para que llame la atención; todo lo contrario, es simplemente iniciarlo como unos simples ciudadanos, buscando el bien del prójimo, y si lo hacemos pacientemente, el proceso multiplicador es el que hará posible que las cosas cambien paso a paso y entonces podremos ver la diferencia.

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.