EDITORIAL

Surge escollo para anhelo oficialista

Ha trascendido que el diputado Oliverio García Rodas, expatriotista, ha desistido en su aspiración de presidir la Junta Directiva del Congreso, cuya candidatura había impulsado el oficialista FCN-Nación. Los integrantes de ese bloque, incluidos los tránsfugas que alguna vez se declaró que no serían aceptados, han buscado con llamativo afán apoderarse de puestos importantes en el Legislativo.

Al parecer, no será por esa vía que podrán copar el Legislativo, lo cual debería llevarlos a revisar profundamente sus aspiraciones, puesto que como partido en el gobierno tienen que saber que la división de tres organismos del Estado busca precisamente evitar la concentración del poder en un mismo grupo. A lo largo de la historia guatemalteca ha quedado demostrado con toda claridad lo desastroso que resulta, porque pone al desnudo las más bajas muestras de avaricia y prepotencia.

De hecho, varios de los nombres que circularon como parte de la planilla que acompañaba a García Rodas constituían un conjunto preocupante de perfiles opacos e incluso vinculados con posibles delitos, por lo que resultaba obvio que no concurrían a esa elección con los ideales más altruistas. Por el contrario, se les veía como buscadores de la ansiada impunidad, que para ellos se encuentra pendiente de un hilo debido a investigaciones.

Este episodio ilustra justamente cómo las fuerzas de la política tradicional que la ciudadanía tanto repudia continúan agazapadas en el seno de diversas bancadas. Esto incluye al oficialismo, que por desesperación, incapacidad de negociación o simple tozudez terminó acogiendo a oscuros personajes de los agonizantes partidos Líder y Patriota, quienes sin ninguna vergüenza continúan exhibiendo su lenguaje hecho a base de presiones, tráfico de influencias e intercambios oscuros.

Ciertamente el cuestionado partido UNE no escapa de esta crítica, pues en la búsqueda casi desesperada de mantener bajo su control la presidencia y ciertas comisiones claves ha entrado en dinámicas de negociación que dejan entrever que para ellos también el fin justifica los medios, maquiavélica máxima despreciada por la ciudadanía.

Un capítulo irónico llegó cuando los rumores de una tercera opción llevaron incluso a contemplar la posibilidad de que los antagonistas se aliaran en un arreglo conveniente, situación que el tiempo desmentirá o confirmará.

El problema de fondo radica en que muchos diputados, tanto de varias legislaturas como noveles, persisten en la creencia de que acceder a cargos directivos constituye un bastión desde el cual influir, presionar y chantajear. Por eso ha surgido un frente formado por diversos grupos sociales con la clara idea de expresar un rotundo rechazo a cualquier componenda que pretenda reducirle espacios a la lucha contra la impunidad y la corrupción.

Si se ratifica la renuncia de García Rodas por la mencionada presidencia, bien haría el oficialista FCN-Nación en darle la debida lectura a esa salida para hacer un nuevo planteamiento de sus ambiciones, con el fin de que su desprestigio no se extienda ni afiance el del Ejecutivo.

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