UCHA’XIK – Ya se fue diciembre

Como quien dice nada, el último mes del año gregoriano ya se ha ido, y lástima que no es como dice una canción: “Paz y bendiciones vienen del cielo…”, porque el próximo año no pinta nada bonito, y es predecible, con mucha esperanza —no la de este gobierno, que es todo lo contrario—, que vamos a seguir igual, si no peor. Si hace un año se ofreció que la violencia se iba a combatir con inteligencia, ahora se ofrecen sorpresas, lo que puede significar varias cosas, porque si con inteligencia no se pudo lograr, menos resultará con lo otro. Haciendo un breve recuento de daños, no hay que olvidar, para que no se repita, la supuesta “desaparición” de los Q82.8 millones del Congreso a cuentas personales, porque no es posible que ese dinero se haya esfumado así nomás; aunque también hay que reconocer que muchísimos políticos son diestros en el artificio de esfumar a su favor fondos públicos. A Eduardo Meyer podrán hacerlo aparecer como el “apestado” del partido oficial, pero él es miembro prominente de esa organización que cada vez se asemeja más al gobierno eferregista, y por eso no extraña la coincidencia que ex procesados de aquel gobierno estén recobrando su libertad. La connivencia de Colom es más que evidente, como en el caso del otro diputado oficialista que fue señalado en su momento de estar implicado en el atentado en contra del ex vocero de campaña de su propio partido. A ello se agrega el retorno del ex prófugo Portillo, la libertad sin pago de fianza de Quintanilla, procesado por espionaje, ambos casos con visos de arreglos previos. En el plano indígena, Colom logró engañar a los wachalales con el asunto de que era ajkij, pero está visto que ni a brujo llega, por las baboseadas que le han metido sus más cercanos colaboradores ladinos. A don Cirilo Pérez le ofreció una embajada de asuntos indígenas de la que no se sabe nada, pero su maestro lo tomó en serio y hasta participó en la farsa folclórica de toma de posesión. Álvaro Colom también ofreció un gobierno con “rostro maya” que se redujo a un floricultor como ministro de Cultura, y para justificar puestos a sus financistas, antes que la capacidad académica de wachalales reconocidos, manifestó que lo importante era tener en su gobierno menos racistas. Ahora se habla de un gabinete indígena que solo sus comparsas pueden tomar en serio. Óscar Berger tuvo un Consejo Asesor Indígena decorativo, y lo mismo hace Colom ahora, y que “sus” colaboradores indígenas avalan en lugar de hablar y promocionar proyectos de carácter autonómicos. Así que estamos xkub’ con el gobierno de la desesperanza. Pero como se fue diciembre y ya pasó un año de gobierno, ¡ojalá! así pasen de rápido los otros tres. Feliz año nuevo gregoriano, y si mis dioses lo permiten, nos comunicamos el próximo sábado.

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