LA ERA DEL FAUNO

Una carta sincera, para gente sincera

Juan Carlos Lemus @juanlemus9

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Éramos en la mesa tres vejetes y un treintañero. Terminamos hablando de que el capitalismo destroza este país y dice que es culpa del socialismo. Bebiendo café, discutimos temas que solo se hacen presentes en países subdesarrollados, como la desigualdad de oportunidades, la corrupción y lo cretino de la persona que firmó como presidente de la República.

Fue una reunión amena, como ven, de amigos, después de la cual escribí una carta a nuestra amiga Gabriela, una uruguaya que está por visitarnos tras dos décadas de haberse ido. La carta dice: “Querida Gabriela, me animo a escribirte estas líneas porque soy tu amigo y las publico porque tu nombre podría ser Pedro, Lacho, Cici, Lisen, Samara, Edwin, Véronique, Rosario, Tono: el nombre de cualquiera que, como tú, vuelva al país tras veinte años. En ese tiempo, hemos retrocedido demasiado. No nos explicamos cómo venimos a caer en tamaña desgracia y por qué toleramos tanto abuso. Vivimos oprimidos. Asumimos el sufrimiento como algo normal. Nos tienen sedados con tanta violencia. Los servicios públicos son un fracaso.

“Planeás ir en bus a Puerto Barrios… a Cobán… ¿Qué te diré?… Bonitos lugares. Me siento obligado a decirte la verdad: apenas a la Antigua, ya no se llega en 45 minutos, como antes, sino en dos horas y media. Alguien en la mesa comentó que una pariente suya se hizo diez horas a Mazatenango, a donde se llegaba en cuatro. Los caminos son un infierno. No deberías tomarlo como metáfora. Son un infierno.

“Ayer, nos escribiste que ya estabas en Costa Rica, donde inició tu paseo, y te sentiste insegura y abrumada por el tráfico. Te tomó casi una hora ir a no sé dónde y te pareció un siglo. Comentamos eso y —perdoná— carcajeamos porque inseguridad y tráfico los de aquí. En la mesa, intercambiamos anécdotas centroamericanas y la más divertida fue sobre taxistas o amigos en Nicaragua que nos advierten del tráfico a medio día en ese país. En la hora pico, se hacen atascos de hasta veinte carros en el semáforo… Casi echamos el café por la nariz. Noté nervioso al guardia armado del lugar, uno de los muchos que, como es ya normal, cuelga un fusil capaz de matar de un solo descorche a cincuenta gentes.

“Pareceré vejete amargado y fuera de servicio, no me importa, debo decirte que si hace veinte años la pasábamos mal, ahora es mucho peor. En los noventa, nuestro recorrido iba del teatro a las Cien Puertas, la Bodeguita o al Perico errante. Al Tustepito, si era de amanecer. Íbamos a una que se llamaba fonda del Quijote, justo donde hace quince días mataron a dos muchachos.

“No encontrarás teatro ni danza ni ópera ni temporadas de conciertos ni vida cultural nocturna ni nada más que tragos y bocas que cierran a la una. Alguien en la mesa soltó un chiste grotesco: mejor te llevaremos de paseo de mall en mall. No te faltará cariño, pero extrañarás tu tierra a los dos días. Es la verdad. Los amigos no mentimos. Venís de las tierras de Mujica. Aquí… aquí lo que hay es un circo dirigido por un fantoche, en el que actúa un gabinete brutal con sus serpientes peludas y todo eso que causa repudio y risa en las calles, en la vida cotidiana. Se siente el desorden, la agresividad, la frustración.

“A los adolescentes de países nórdicos los llevan de visita a África, en parte porque se aburren de tanta comodidad y se deprimen con el cielo gris, en parte para que conozcan la pobreza. Haz de cuenta esta visita será una toma de conciencia para tu Euge, para nuestra querida Euge, a la que algunos de nosotros vimos en pañales y hoy esperamos con auténtico cariño. (Sinceramente, JC)”.

@juanlemus9

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