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Guatemala podría convertirse en ciudad esponja y lo podría lograr al implementar sistemas de manejo de agua de lluvia

Controlar las inundaciones a través de sistemas de captación de agua de lluvia es una solución viable.

La FAO Guatemala ha contribuido con la implementación de proyectos de captación de agua de lluvia, principalmente en la provincia. (Foto Prensa Libre: Cortesía)

La FAO Guatemala ha contribuido con la implementación de proyectos de captación de agua de lluvia, principalmente en la provincia. (Foto Prensa Libre: Cortesía)

Una intensa lluvia de 15 minutos es suficiente para que colapsen los drenajes y se inunden las calles de la ciudad de Guatemala -y otras zonas urbanas-, un problema que se agrava con los años ante un sistema pluvial obsoleto.

Recientemente se conoció sobre la formación de cinco cavernas y dos hundimientos en varias calles de la colonia Centroamérica y el carril auxiliar del Anillo Periférico en la zona 7 capitalina; principalmente se debe a que un colector, situado a más de 12 metros de profundidad, fue dañado en cinco puntos por una falla geológica que pasa por el lugar, informó el 25 de mayo la Municipalidad de Guatemala.

El 2 de junio, la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) evaluó las cavernas reportadas y concluyó en que “es inminente un colapso del sistema de drenaje ubicado en el carril auxiliar del Periférico, lo que pondría en riesgo la vida y los bienes de los habitantes del sector”.

Ante ese panorama, que puede ser un punto de partida para problemas similares en otros lugares, es necesario poner sobre la mesa propuestas para soluciones viables, que son referencia en otros países donde han logrado encontrar un balance hídrico.

Ciudad esponja

Según el concepto del Banco Mundial (BM), una ciudad esponja se refiere a la “elasticidad” de una ciudad para adaptarse a los cambios climáticos y la capacidad de responder ante los desastres naturales. El término internacional es desarrollo de bajo impacto en la construcción de sistemas de manejo de agua de lluvia.

Cuando llueve, dicho sistema absorbe, almacena, infiltra, purifica y libera el líquido para usarlo cuando se necesita, según el planteamiento del Programa de Agua y Saneamiento del BM.

Julio Ramírez, director de operaciones y proyectos de Envirotech Guatemala, empresa que busca aportar tecnologías y sistemas eficientes que ayuden a solventar esta problemática, explicó que la mayoría de agua de lluvia se desfoga en las calles, y los drenajes que estaban diseñados para un caudal previsto hace años colapsan, ya que la cantidad de agua supera la capacidad de desfogue del drenaje.

“Sabemos que los sistemas de drenaje con colectores que conducen, no generan ningún tipo de infiltración; además, solo unen un punto con otro, aumentando el caudal hasta el punto de desfogue”, resaltó el ingeniero.

Cuando se urbaniza, se construyen casas, industria, bodegas y todo tipo de edificaciones, y se pavimentan las calles, con lo cual los suelos se vuelven impermeables, por lo que el líquido que antes se infiltraba corre sobre el suelo, la cantidad de agua que se evapora disminuye por la reducción de la vegetación, y aumenta la escorrentía hasta en 90 por ciento en algunos casos, agregó Pedro Ramírez, director comercial de Envirotech Guatemala.

Ambos profesionales indicaron que los Sistemas Urbanos de Drenajes Sostenibles (SUDS) son una solución viable, porque se emplean para reducir la cantidad de escorrentía, aumentar la infiltración y mejorar la calidad del agua.

Esta opción es utilizada desde hace algunos años en varios países, que buscan restaurar el ciclo hidrológico del agua natural, aunque exista urbanización.

Estos sistemas funcionan a través de tanques de detención e infiltración colocados en puntos donde la tributación de agua es alta, en lugares clave para reducir la cantidad de escorrentía y aumentar la infiltración. Esto genera grandes beneficios, aseguraron los profesionales, ya que disminuye el caudal de agua que llega al colector y restaura el ciclo hidrológico al generar infiltración, que beneficia a la recarga hídrica y aumenta el nivel de agua del manto freático.

“Generar medidas que permitan a las casas, edificios, bodegas e industrias implementar sistemas de captación de agua de lluvia para reutilizarla apoyará a que la cantidad de agua que llega a los drenajes disminuya. Además, tendrá grandes beneficios en la reducción del consumo de agua subterránea y, por lo tanto, ayudará a economizar el gasto de agua que realizamos todos”, enfatizó Pedro Ramírez.

En opinión de Manuel Rodas, técnico de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) Guatemala, la ciudad de Guatemala puede adoptar medidas con un enfoque de ciudad sostenible, fomentando el resguardo y conservación de áreas verdes y la colecta de agua de lluvia, además de la reutilización de aguas servidas.

Para ello es preciso implementar medidas de socialización y educación, incentivos y control en el diseño y construcción de infraestructura vial, y dejar un mayor porcentaje de áreas verdes, como parques, caminamientos desprovistos de concret, así como la colecta de agua de lluvia y su conexión a pozos del servicio del agua potable o hacia áreas de uso público como los mercados y escuelas, entre otros.

Germán Alfaro, coordinador de Gestión de Riesgo en el Instituto Privado de Investigación sobre Cambio Climático (ICC), hizo énfasis en que existe un alto potencial de recurso hídrico en el país que hace viable este tipo de proyectos, pero hace falta captar el interés a nivel institucional, público y privado, para lograr un empoderamiento y el desarrollo de estos en esa línea de trabajo.

 

En el caso de la región metropolitana, donde el 70 por ciento de las viviendas se abastece de agua de pozos, sería muy importante utilizar las aguas pluviales, por lo menos durante los seis meses de la temporada lluviosa. Eso restaría presión sobre el agua de pozo que disminuye. En algunos lugares, el nivel freático merma cinco metros al año, lo cual evidencia que no es un uso sostenible. Se extrae cada vez más agua y la infiltración o recarga es menor, hizo ver Alfaro.

Lourdes Ortiz, especialista en inclusión y desarrollo rural del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) Guatemala, comentó que estos sistemas en las áreas urbanas reducirían la sobre explotación del agua subterránea, disminuiría los costos de tratamiento para potabilización que actualmente se emplea con el agua de fuentes superficiales, que están altamente contaminadas, por lo que sería más económico potabilizar el agua de lluvia.

Se consultó a la Municipalidad de Guatemala para saber si considera algún sistema similar a los SUDS, pero no respondió a las interrogantes y se limitó a compartir información sobre los captadores de agua de lluvia, que en su mayoría son utilizados en mercados cantonales y escuelas, donde el agua es reutilizada para los servicios sanitarios y limpieza.

“La cuenca hidrográfica no la podemos cambiar, pero sí estudiarla para determinar los puntos críticos de tributación de agua hacia los sectores urbanos”, Pedro Ramírez, director Comercial de Envirotech Guatemala.

Ejemplos en provincia

En la provincia es donde más se aplican los sistemas de captación de agua de lluvia o cosechadores, especialmente en regiones como el Corredor Seco, y son un ejemplo de lo que se puede lograr al adoptar estos sistemas.

Gustavo García, director de proyecto de FAO Guatemala, indicó que existen al menos seis modelos de sistemas de cosecha de agua de lluvia que se implementan en Guatemala.

Algunos son específicos para la producción agropecuaria y otros para el uso doméstico y saneamiento en el hogar, o para ambos casos. Todo depende de la capacidad del cosechador o de la estructura del que esté construido.

Los modelos de cosechadores de agua de lluvia son los siguientes:

  • Reservorio comunitario revestido con geomembrana, con una capacidad de 500 mil litros de agua.
  • Cosechador familiar revestido con geomembrana con una capacidad de 16 mil litros.
  • Cosechador familiar de ferrocemento con una capacidad de 20 mil litros.
  • Cosechador familiar subterráneo revestido con geomembrana, con una capacidad de 30 mil litros.
  • Cosechador familiar de placas, tipo “brasileño”.
  • Cosechador familiar de recipiente plástico, de capacidad variable, y cosechador denominado “aguada”, de capacidad variable.

Los anteriores modelos se implementan en la región norte:  Petén y Alta Verapaz; en la región de oriente (Corredor Seco): Chiquimula, Zacapa Jalapa, Jutiapa y Baja Verapaz, y en la región de occidente:  Huehuetenango, San Marcos, Sololá y Quiché.

García puntualizó que, en Guatemala, principalmente en el Corredor Seco, existe un desbalance hídrico que empeora con los efectos del cambio climático. En años como el 2014, con fenómenos como El Niño, el cual interrumpió el período de lluvia por casi dos meses, se ocasionaron pérdidas económicas y se afectó la seguridad alimentaria y nutricional de las familias.

A partir de la implementación de los cosechadores de agua de lluvia se ha podido observar que las familias han sido más resilientes durante esos períodos de sequía, y mantienen su producción agrícola por lo menos a nivel de traspatio.

En la experiencia generada por la FAO para la cosecha de agua de lluvia en Chiquimula y Jalapa se han logrado almacenar hasta 16 millones de litros de agua. Este volumen ha suplido las necesidades de las familias en la producción de hortalizas en huertos familiares.

Cosecha de agua de niebla

El Instituto Privado de Investigación sobre Cambio Climático (ICC) ha desarrollado investigación en cosecha de agua por medio de la niebla en el volcán Acatenango, que utilizó para coordinar un proyecto desarrollado por el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie) en los senderos del volcán donde se realizó una mezcla de técnicas —cosecha de agua y niebla—.

Antes de este trabajo del ICC hubo una experiencia exitosa de atrapaniebla en Huehuetenango por medio de una organización canadiense y Vivamos Mejor, que   realizó un proyecto piloto en Nahualá, indicó German Alfaro, coordinador de Gestión de Riesgo del ICC.

Recientemente, en coordinación con Visión Mundial, la Municipalidad de Siquinalá y el ICC, se promovió un proyecto en el casco urbano, donde se construyeron sistemas de cosecha en dos puntos estratégicos, para garantizar el acceso de agua a familias que son afectadas por el rompimiento de tuberías del sistema de agua entubada debido al constante descenso de lahares en la zona, después de la erupción del Volcán de Fuego en 2018, precisó Alfaro.

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