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Los tres tipos de inversionistas según las neurofinanzas, una caja negra de decisiones

¿Sabía que la mayoría de los inversionistas compran caro y venden barato, aún bajo asesoramiento especializado?

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El riesgo de inversión también está determinado por la capacidad de decisión en momentos oportunos.

El riesgo de inversión también está determinado por la capacidad de decisión en momentos oportunos.

En un mundo donde las apariencias parecen ser más importantes que la realidad, encontramos que las finanzas ocultan más errores que aciertos, y que no todo lo que brilla es oro.

En este artículo conocerá acerca de las neurofinanzas y cómo esta joven disciplina revela la caja negra de las decisiones de inversión.

1. El inversionista racional

Las finanzas clásicas tuvieron el apoyo de tres siglos de economía que partía de unas premisas de racionalidad con cuatro características básicas:

  • Se posee información completa
  • Se procesa la información sin distorsiones
  • Se actualizan sus creencias
  • Siempre se busca la maximización de sus ganancias

Con esas bases, las finanzas se erigieron en el mundo humano como la disciplina normativa que siempre tenía la respuesta “correcta”, que con solo seguirlo se llegaría a la ganancia infinita. Sin embargo, a partir de los años 70 se empieza a observar que los resultados del promedio de los inversionistas, difieren en mucho las expectativas de los gurúes financieros.

2. El inversionista irracional

A partir de la aplicación de la psicología en las inversiones, aparece la teoría de prospectiva de Kahneman y Tversky, donde indican que, más que fijarnos en las ganancias, los seres humanos nos motivamos por el miedo a perder. No solo eso, sino que empieza a profundizar en una nueva disciplina, llamada finanzas conductuales, que describe de forma exacta y predictiva la irracionalidad de las decisiones inversoras que llevan sistemáticamente al error.

Tal como se mencionó anteriormente, las finanzas clásicas indican que el procesamiento de la información humana sucedía sin distorsiones. La pregunta es ¿Cuán realista es que un ser humano pueda procesar los movimientos bursátiles de una inversión las 24 horas del día y los 7 días a la semana?

Para ilustrar estos hechos, expongo dos ejemplos:

  • En el año 1999 la empresa Computer Literacy cambió su nombre a fatbrain.com y el día del cambio sus acciones se revalorizaron en un 33%. Lo único que hicieron fue cambiar el nombre, la moda del .com que reinaba justo antes de la burbuja digital.
  • En el año 2008 apareció una noticia de quiebra de United Airlines llevó a una disminución del valor de sus acciones en un 76%. La noticia era realmente del año 2002 y fue publicada por error en un medio económico.

¿Cómo pueden equivocarse los especialistas y los inversionistas de esta manera? Esta respuesta vino al observar el cerebro humano tomando decisiones en tiempo real. A esto se le llama neurofinanzas

3. El inversionista normal

Las neurofinanzas son la última frontera de las decisiones humanas en escenario de riesgo e incertidumbre. Con muy poco kilometraje científico, ha logrado explicar las decisiones humanas, considerándose “decisiones normales” en lugar de las decisiones normativas racionales de la finanza clásica, y las decisiones irracionales de las finanzas conductuales.

Desde un punto de vista de las neurofinanzas, el ser humano es fundamentalmente emocional con la capacidad de razonar. Su composición primal es emotiva, la cual tiene la capacidad de tomar control del individuo cuando algo atenta contra su vida. El problema viene cuando la sensación de muerte es imaginaria, tal como la que se siente con la sensación de perder dinero.

Las neurofinanzas se basan en que el ser humano tiene dos sistemas de decisión:

  • Obtención de estados afectivos positivos (sistema de recompensa)
  • Aversión de estados afectivos negativos (sistema de aversión a la pérdida)

El sistema de recompensa se sostiene por el sistema dopaminérgico, que lo componen la sustancia negra (recompensa y adicción), la zona tegmental ventral (placer) y el estriado ventral (motivación).

El sistema de aversión a la pérdida se encuentra en la ínsula (riesgo) y la amígdala cerebral (miedo). Es importante resaltar que las experiencias estresantes son, desde un punto de vista neural, experiencias de miedo intelectualizadas.

Estos dos sistemas son los encargados de recopilar las evidencias perceptivas, sensoriales y combinarlas con la memoria relacionada con la experiencia, para finalmente llegar a una conclusión que luego se convierte en decisión.

Diversos estudios han determinado que el cerebro toma las decisiones seis segundos antes de que el ser humano las haga consciente. Esto no solo confirma que la racionalización económica es un mito, sino que además se ha concluido que lo más parecido a un hombre económico sería un ser humano con lesiones en la corteza prefrontal que no le permita una sana interacción entre sus sistemas de recompensa y aversión a la pérdida.

Las neurofinanzas en las inversiones cotidianas

Cada día van apareciendo nuevos hallazgos alrededor de las neurofinanzas, pero a efectos prácticos dejo, para finalizar y como recomendación, algunas sugerencias al tomar decisiones de inversión:

  1. Aparentar que sabemos, nos aleja cada vez más de la capacidad de aprender. Si usted no sabe de una inversión, recuerde que el aprendizaje actualizará sus creencias.
  2. Priorice el largo plazo antes que la especulación. La creencia de que usted será más listo que el mercado, le hará perder más dinero del que se imagina.
  3. Tome con pinzas la información financiera que se le presenta. Recuerde que el sensacionalismo vende, y lo puede llevar a tomar decisiones erradas.
  4. Piense en términos de portafolio y no en términos de acciones individuales. Las teorías de portafolios eficientes funcionan, aunque suene más sencillo poner todo en una sola empresa que tiene buena cobertura mediática.
  5. Cuide los espacios donde conversa de inversiones, sobre todo si es hombre. Se ha comprobado que la testosterona tiene una alta correlación con la impulsividad en las inversiones.
  6. Mantenga una alimentación saludable y equilibrada. El exceso de azúcares, grasas y carbohidratos alteran el sistema de recompensa, llevándolo a tomar decisiones ansiosas de inversión.
  7. Tómese un tiempo para pensar sus decisiones. Las actividades psicofísicas y las técnicas de regulación mental auto-inducida, como el mindfulness puede ayudarle a decidir sus inversiones mucho mejor de lo que se imagina.

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Joselyn Quintero es especialista en Neurofinanzas. Contacto: Página web, LinkedIn.

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