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“Hay un coctel de factores que está propiciando un aumento de la migración”

No se puede pensar en detener la migración con un plan de dos, tres o cuatro años, cuando lleva décadas de forjarse, dice especialista. Tampoco en frenarla, cuando migrar es una característica de la humanidad.

Dos mujeres piden dinero para alimentarse en una calle de Tegucigalpa, Honduras. La pandemia del covid-19 dejó a millones de pobres más en la región. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Dos mujeres piden dinero para alimentarse en una calle de Tegucigalpa, Honduras. La pandemia del covid-19 dejó a millones de pobres más en la región. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Para Jordi Raich, director Regional de México y Centroamérica del Comité Internacional de la Cruz Roja, es preocupante cómo ha evolucionado el fenómeno migratorio en la región en los últimos años, así como la respuesta de la fuerza con que han reaccionado los estados.

En entrevista con Prensa Libre, Raich señala que es complicado hablar de las soluciones de la migración irregular porque todos quieren resultados en el corto plazo, cuando estas obligadamente pasan por inversiones multimillonarias durante décadas.

¿Cómo ha visto el fenómeno migratorio de los años recientes?

Preocupante por las consecuencias humanitarias que tienen las poblaciones que migran. Estamos viendo un aumento grande de los niveles de migración, y lo vemos con preocupación porque las cosas para las personas más vulnerables, después del 2020, están mucho peor que antes porque hay un coctel de circunstancias que están propiciando la migración, que incluye la violencia que no se detuvo con la pandemia, la pobreza, la crisis económica que ha dejado la covid-19 y los efectos que han generado los huracanes con la pérdida de medios de vida.

El 2021 tiene ese coctel que hace que haya muchísima más gente que tiene pensado migrar porque no ve otra alternativa, ya vemos aumento de la migración y las cifras lo confirman.

¿De esos efectos que está dejando el aumento de la migración qué es lo que más preocupa?

La ruta migratoria de miles de kilómetros es muy peligrosa, se encuentra de todo: desapariciones, secuestros, extorsiones, violencia sexual, mutilaciones, robos, asaltos… La lista, por desgracia, es interminable y eso lo vemos todos los días, sobre todo en México. Esas preocupaciones son las que en cierta manera intentamos aliviar o prevenir en colaboración con la Cruz Roja Guatemalteca.

¿Cuál es el trabajo que hace el Comité Internacional de la Cruz Roja para prevenir estas situaciones?

Hay cosas que son tan prácticas como ofrecer a los migrantes la posibilidad de contactar a sus familiares, muchos de ellos no saben cómo hacerlo y muchas familias, si no reciben información de ellos los dan por desaparecidos —o secuestrados con lo que pueden ser víctimas de extorsionistas—. También facilitamos a la gente agua comida y trabajamos con los albergues que están en ruta, ahí les facilitamos acceso a internet o ayudamos a que la gente tenga agua y saneamiento. Otra forma de prevenir es a través de información sobre peligros de la ruta con cosas como que no hablen con extraños o no acepten subirse al vehículo de un desconocido.

La pobreza obliga a miles a buscar un mejor futuro en otro país, el gran referente es EE. UU. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

¿Cómo está la situación en México, ha empeorado?

Está parecida a la de otros países. Las limitaciones a la migración provocan acumulaciones de personas. Luego, esto genera un problema de estigmatización porque las poblaciones empiezan a resentir la presencia de los migrantes que están en las calles y ponen presión en los hospitales y otros servicios sociales; además, tratan de encontrar un trabajo y eso genera tensiones sociales.

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¿Pero ha empeorado?

Yo diría que no es distinto de lo que era antes de la pandemia, creo que está aumentando el flujo migratorio y con esto aumentan los problemas para las personas. Es difícil saber si ha empeorado lo que pasa es que en 2021 y posiblemente en 2022 aumentará el número de migrantes y cuando hay más pues hay más presión sobre los servicios públicos y todo tiene un límite.

¿Cómo han visto la respuesta de los estados ante estos flujos masivos?

Los estados reaccionan intentando limitar esa migración, a veces lo que se observa es el uso de la fuerza para evitarla. Ahí hemos enfatizado en que en todo momento hay que respetar los derechos de los migrantes, a recibir información y solicitar asilo porque tienen derecho a hacerlo. Los estados, en el fondo, son libres de implementar las medidas que quieran porque para eso son estados, pero siempre y cuando se respeten los derechos y la dignidad de las personas y no se use la fuerza de una forma desequilibrada y desproporcionada o se detenga a los migrantes solo por ser migrantes.

¿Podrán de esa forma los estados detener la migración?

La gente no deja de migrar porque se lo pongan más difícil. La migración se va por otras partes y ese es el peligro, es como el agua siempre encuentra un camino. Entonces, impedir por la fuerza la migración nunca ha funcionado y lo que esto termina promoviendo es más migración ilegal que expone más a los migrantes porque es controlada por mafias que los abandonan, secuestran o desaparecen. Los mensajes de que la ruta es peligrosa y que es mejor que no vayan casi no tienen efecto porque la gente migra no por turismo ni de vacaciones ni por capricho, se van porque no les queda más remedio.

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Los estados han respondido con la fuerza a las incursiones de migrantes. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

¿Cómo ve el planteamiento de EE. UU. de luchar contra las causas estructurales a partir del combate a la corrupción?

Todos sabemos de países que han sufrido problemas similares o que eran pobres y que a lo largo de los años han emergido y sacado a millones de sus ciudadanos de la pobreza. En ellos ha emergido una case media que ya no siente la necesidad de migrar, pero eso se consigue a base de inversiones multimillonarias, no durante un año, ni dos ni tres, sino durante mucho tiempo. Así se reconstruyó Japón, así se reconstruyó Europa después de ser devastada en la Segunda Guerra Mundial.

El problema es que —aquí— los grandes planes duran dos o tres años o lo que dura un gobierno y eso no es suficiente. Para desarrollar a un país, para cambiar todo esto que se sufre desde hace 30, 40 o 50 años lo que falta es continuidad y sostenibilidad de los planes.

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¿Qué similitudes hay en la migración de esta región con otras en el mundo?

Con África, la similitud es la razón por la que migra la gente, en busca de un futuro y vida mejor y para enviar remesas a casa para que la familia pueda vivir y los hijos estudiar, si no, se van huyendo de la violencia. Acá la migración es histórica y la gran mayoría que migra tienen algún tipo de vínculo en EE. UU. En África vemos que muchas personas saltan a un bote y no saben a qué país van a llegar porque no tienen un destino tan claro.

Las caravanas se han formado desde el 2018. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

De acuerdo con lo conversado ¿Qué panorama ve en el corto, mediano y largo plazo?

En el corto y mediano plazo la migración no va a parar. En el largo… quisiera ser optimista y pensar que hay muchos países que han logrado sacar a más y más gente de la pobreza, pero sería a base de grandes planes de desarrollo, el problema es que eso requiere mucha plata y que la covid-19 ha arruinado a muchos países, pero es algo por lo que tenemos que seguir luchando.

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También se necesita voluntad, que los países tomen los problemas en serio

A veces miramos estos problemas de años o de décadas con una visión muy corta. Queremos soluciones en dos, tres o cuatro años, —pero— para un problema de largo alcance con una historia larga detrás debemos tener una visión mucho más larga. A veces falta proyectarnos y ver las cosas a 10 o 15 años y hacer un plan hacia allá. Mientras sigamos buscando soluciones inmediatas para el año que viene no vamos a poder arreglar muchas cosas.

 

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