Remembranzas

Remembranza: Marta Lucía Godoy Dárdano

La madre Lucía fue una religiosa alegre, comprometida, llena de esperanza y fortaleza que siempre dejó todo por atender al prójimo.

La madre Lucía fue una religiosa alegre, comprometida, llena de esperanza

La madre Lucía fue una religiosa alegre, comprometida, llena de esperanza

Siempre fue sensible a la dolorosa realidad de los necesitados. Hacia ellos trasladó todos sus esfuerzos y creatividad, especialmente a quienes viven en áreas marginales de la capital, en la provincia e incluso cuando estuvo de misionera en la República Democrática del Congo, aseguró Eugenia de Morales, directora del Colegio Belga, donde la madre Lucía se desempeñó durante 56 años.

“Hasta el último día de su vida soñó con una sociedad más justa y sin violencia, convencida de que la educación era el instrumento que favorecía el crecimiento integral de las personas”, agregó De Morales. Su hermana mayor, Edna Godoy de Pallais, afirmó que desde muy joven la madre Lucía soñaba dedicar su vida al servicio religioso, motivada por ayudar a los necesitados.

Servidora activa

Entre los proyectos más grandes de servicio a la comunidad en los que trabajó se encuentra el de la Operación Uspantán, cuyo objetivo era que las estudiantes del Colegio Belga se involucraran en cambiar la realidad social de los municipios de Quiché. El programa se interrumpió por el conflicto armado interno.

En 1976 fundó el Colegio Experimental Primavera, en la colonia El Milagro. Actualmente funciona como escuela de aplicación de la sección de Magisterio del Colegio Belga.

Isabel López, quien fue su alumna, señaló que hace 17 años ella le habló para que se integrara a este proyecto. Gracias a esa cercanía que mantuvieron pudo apreciar su incondicional apoyo hacia las necesidades de los demás, indicó López.

Docente incansable

De Morales expuso que el mayor interés de la madre Lucía en el campo académico era la formación de verdaderas maestras, ya que consideraba que el desarrollo de las personas y de los pueblos camina de la mano de la educación. Sus aportes en la Comisión de Educación y en la Oficina de Servicios Múltiples de la Conferencia de Religiosos y Religiosas de Guatemala, así como en la Asociación Nacional de Colegios Católicos, fueron invaluables.

Su última voluntad fue en favor de los demás, por ejemplo, recolectó varios suéteres, y dos días antes de su partida, delegó en López la tarea de repartirlos para que “la gente no pasara frío”. Esta petición se concretó un día antes de su partida.

La madre Lucía falleció el 21 de enero, a causa de un paro cardiaco, pero dejó un legado de amor a todos los que disfrutaron de su compañía.

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