Revista D

A cien años del Canal de Panamá

Por la estrecha franja que une los océanos Atlántico y Pacífico pasan unas 14 mil naves al año, con lo cual ahorran tiempo y dinero.

Los barcos que recorren el Canal transitan unos 80 kilómetros en un promedio de ocho a 10 horas. (Foto Prensalibre: www.arqhys.com)

Los barcos que recorren el Canal transitan unos 80 kilómetros en un promedio de ocho a 10 horas. (Foto Prensalibre: www.arqhys.com)

Hace más de 500 años, el explorador español Vasco Núñez de Balboa soñó con encontrar un paso marítimo en el istmo centroamericano que uniera los océanos Atlántico y el Pacífico, lo cual no logró. Sin embargo, 400 después este anhelo se cumplió al construirse el Canal de Panamá en 1914.

La idea de acortar la distancia entre los mares del Sur y el Océano Atlántico fue un proyecto acariciado por los conquistadores españoles desde el siglo XVI; sin embargo, existían limitantes naturales. Durante el reinado de Felipe II, un informe de José de Acosta en 1590 describía: “Algunas personas han hablado de excavar este terreno de seis leguas y unir un mar con el otro (…). Eso sería inundar la tierra porque un mar está más bajo que el otro”.

Antes de construir el Canal de Panamá, los barcos que necesitaban cruzar ambos océanos debían contornear toda la América del Sur, hasta el Cabo de Hornos, recorriendo más de 15 mil kilómetros.

Fue hasta el siglo XIX cuando se hicieron los primeros intentos, los cuales fracasaron. El más serio lo hicieron los franceses, al mando de Ferdinand de Lesseps, quienes hicieron  las primeras excavaciones en 1881.  Para entonces, Panamá era parte de Colombia, pero el senado colombiano rechazó la idea. Un grupo de panameños separatistas consiguió independizarse de Colombia y negociaron con Estados Unidos la construcción del Canal.   

Fruto de esto, el 15 de agosto de 1914, la nave Ancón recorrió por primera vez la ruta que separó a ambos océanos. Desde 1914 hasta 1999, la administración del paso marítimo estuvo a cargo de Estados Unidos con la firma del Tratado Hay-Bunau Varilla. A partir del 2000, el Canal fue devuelto al gobierno de Panamá.

La obra

La construcción del Canal partió de crear lagos artificiales, puesto que algunas partes del territorio tenían hasta 26 metros por encima del nivel del mar. Para ello se diseñaron una serie de esclusas —estructuras hidráulicas que funcionan por medio de compuertas—, en donde las embarcaciones suben o bajan de nivel durante la travesía. Atravesar el Canal, que tiene una longitud aproximada de 80 kilómetros, toma en promedio 10 horas

Cada año cruzan unas 14 mil embarcaciones, lo cual  aporta el 5 por ciento a  los ingresos del presupuesto  del Estado. Desde el 2000 ha generado más de ocho mil 500 millones de balboas. Entre los principales usuarios se encuentran Estados Unidos, China, Chile, Japón, Corea del Sur y varios países sudamericanos.

Ampliación

Desde el 2007, el Canal de Panamá busca expandirse con la construcción de un gigantesco proyecto para ampliarlo con un tercer juego de esclusas, con un costo total de US$5 mil 250 millones. Las grandes dimensiones de los barcos modernos hacen que las esclusas resulten muy ajustadas para el tránsito de las naves. Además, el comercio internacional actual demanda un servicio más competitivo.

A la fecha, la Autoridad del Canal de Panamá enfrenta una demanda de US$ mil 600 millones por sobrecostos de ampliación de la obra por parte del consorcio Grupos Unidos por el Canal, cuyos socios mayoritarios son españoles, lo que podría detener la ambiciosa ampliación.

Por el momento, el presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, se encuentra en negociaciones con la ministra española de Fomento, Ana Pastor, para mediar en este conflicto.

Además, una fiebre de proyectos interocéanicos en varios países de la región, desde México a Colombia, intentan competir para aprovechar esta estratégica vía comercial. El más avanzado, quizá sea el de Nicaragua, financiado por el empresario chino Wang Ying, a un costo de US$40 mil millones.

Pero el proyecto nicaragüense no les quita el sueño a los panameños. Al menos eso dice el canciller Fernando Núñez Fábrega, quien afirmó a un medio que “es más fácil llegar a la Luna que construir un canal en Nicaragua”. 

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